Obama, entre un sonriente Benyamin Netanyahu y el presidente Simon Peres, en el aeropuerto de Tel Aviv. :: NIR ELIAS/ REUTERS
MUNDO

Obama y Netanyahu escenifican el deshielo

EE UU considera «elemento central para la paz un Estado judío seguro y fuerte junto a un Estado palestino sólido»

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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La visita del presidente Barack Obama a Israel no es una visita más. No todos los mandatarios extranjeros son recibidos con un «bienvenido a casa, señor presidente», con el que ayer le agració el jefe del Estado israelí, Simon Peres, que le esperaba en el aeropuerto de Tel Aviv con el primer ministro, Benyamin Netanyahu, y el nuevo Gobierno -sus 21 ministros- al completo. Y cuando el presidente estadounidense despliega todos sus encantos para afirmar que la alianza que une a ambos países es «lanetzach», el hebreo de «para siempre», tampoco lo dice para regalarle los oídos a este pequeño país, como demuestra la historia. Sin iniciativas o novedades con respecto al proceso de paz entre Israel y los palestinos, ni demasiados objetivos de diplomacia internacional en la agenda, Obama llegó a Israel para reafirmar el «lazo inquebrantable» que une a ambos países, como él mismo describió, y que se había visto resentido en su primer mandato. Puede que los israelíes no vieran con buenos ojos que el primer viaje de Obama a la región, en 2009, fuera a Turquía, Egipto y Arabia Saudí; o que Netanyahu apenas disimulara sus preferencias por Mitt Romney, el rival de Obama cuando se jugaba la reelección. Pero ayer la tensión parecía un asunto del pasado, y todo eran abrazos y conversaciones distendidas entre los mandatarios, que se esforzaron por escenificar el deshielo de las relaciones.

Con las chaquetas colgadas del hombro, en un arrebato de familiaridad, ambos inspeccionaron en el mismo aeropuerto una de las baterías de defensa antimisiles del programa 'Cúpula de Hierro', que EE UU ha ayudado a financiar. «La seguridad de Israel no es negociable. El compromiso de América con Israel es más fuerte que nunca», recalcó luego Obama en Jerusalén en una rueda de prensa conjunta con Netanyahu, en la que aseguró que Washington seguirá apoyando el programa antimisiles que ha demostrado su eficacia en los enfrentamientos con Hamás de noviembre.

El obstáculo de las colonias

El presidente estadounidense llegó a Israel apenas dos días después de que se formara el nuevo Gobierno de coalición, un Gabinete que, asegura, quiere regresar a la mesa de negociación con los palestinos, pero que ha puesto en manos de acérrimos defensores de los asentamientos los ministerios claves. Netanyahu repitió que Israel sigue comprometido con la solución de los dos Estados, un mensaje que contrasta con la composición del Ejecutivo, teniendo en cuenta que las colonias son uno de los principales obstáculos para la paz. «El elemento central para una paz duradera debe ser un Estado judío seguro y fuerte junto a un Estado palestino sólido», recalcó Obama, que hoy se reunirá en Ramala con el presidente palestino, Mahmud Abas, y su primer ministro, Salam Fayad.

La visita del mandatario estadounidense ha sido recibida con frialdad por los palestinos, que se manifestaron en el centro de Ramala en una protesta organizada por un grupo islamista, y declararon a Obama 'persona non grata'. Unos 500 activistas levantaron tiendas de campaña en la zona conocida como 'E1', en Jerusalén Este, un área donde Israel planea nuevos asentamientos, para protestar por el apoyo incondicional de EE UU al Estado hebreo. La Autoridad Palestina incluso se plantea declarar un toque de queda hoy en algunas partes de Ramala durante la visita del presidente americano.

Obama y Netanyahu abordaron también la supuesta amenaza iraní. El estadounidense aseguró que su país está dispuesto a «hacer lo que sea necesario» para asegurarse de que Teherán no consigue el arma nuclear, pero que Washington prefiere «resolver este asunto de forma diplomática, y aún hay tiempo». EE UU se sigue resistiendo a las prisas demostradas en el pasado por Netanyahu para atacar a Irán.