PAN Y CIRCO

MEDIA HORA

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Media hora. Quizás un poco más. El tiempo que transcurrió desde el segundo gol de Pablo en Sevilla hasta el empate de Juanan dio para mucho, quizás para demasiado. Cábalas y más cábalas, números saliendo por las orejas. El Cádiz se podía poner a cuatro puntos del 'play off' de ascenso, la ilusión en grado superlativo regresaba al seno cadista. La trágica temporada merecía un final feliz, épico, la recompensa a tanta angustia.

Pero un gol, y otro. Esa esperanza hecha añicos, resquebrajada. Un golpe en el momento justo para comprender que no se puede hacer el 'carajote'. Que mientras la chica de la guadaña ronde por el mismo vecindario no es inteligente despegar los pies del suelo. Que esa fábula de las cuentas de la lechera no la escribió el Cádiz pero se aplica a todos y en todos los órdenes de la vida.

De nuevo en la refriega ponzoñosa, en esa batalla por la supervivencia. Porque el tortazo en Sevilla ha sido de tales dimensiones que le mete otra vez en la guerra sucia. Un tropiezo ante el UCAM, que es mucho mejor de lo que indica la clasificación, destruiría gran parte del camino levantado desde la llegada de Agné y metería el miedo en el cuerpo de todos.

Mantengo mi postura. No habrá problemas para mantener la categoría pero llegamos tarde para otras metas más ambiciosas. Quiméricas. Soñar es gratis. Tres victorias, nueve de nueve, son datos muy bonitos, pero jugando tan mal, cuando falla el resultadismo, queda el vacío.

Será muy difícil recuperar esa ilusión que se tuvo durante media hora. Tal vez no reaparezca en toda la temporada. Y sería muy triste que esa fuera la única gran satisfacción que nos ha dado el Cádiz 2012-13. Sólo media hora.