Un manifestante armado con un cuchillo hace frente a las fuerzas de seguridad en Alejandría. :: AFP
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La revolución se vuelve contra Mursi

La oposición toma de nuevo la plaza Tahrir en protesta por la transición liderada por los islamistas

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Los mismos eslóganes que se escucharon por primera vez en la plaza Tahrir hace dos años regresaron ayer con fuerzas renovadas en el aniversario de la revolución egipcia, aunque esta vez con nuevo destinatario. Los ecos de 'el pueblo quiere la caída del régimen' o 'erhal' (vete) volvieron a resonar ayer en el centro de El Cairo y en otras ciudades egipcias, donde la oposición convirtió el aniversario en una multitudinaria protesta contra el presidente Mohamed Mursi y su formación, los Hermanos Musulmanes. La jornada se vio empañada, sin embargo, por enfrentamientos entre algunos manifestantes y fuerzas de seguridad, en los que resultaron heridas más de un centenar de personas en distintas ciudades.

En lan la localidad de Ismailiya, junto al Canal de Suez y cuna de los Hermanos Musulmanes, decenas de manifestantes irrumpieron en las oficinas de la cofradía y les prendieron fuego. Más tarde atacaron un edificio gubernamental y tuvieron que ser dispersados por la Policía con gases lacrimógenos. En la refriega nueve personas murieron, algunos de ellos por impacto de bala, según informaron fuentes médicas y de seguridad. La sede de Ikhwanonline, que elabora la página web de los Hermanos Musulmanes, también fue asaltada en El Cairo, donde «manifestantes violentos» atacaron por tercera vez las oficinas.

También en la capital, participantes en las protestas intentaron derribar un muro de hormigón instalado hace meses en una de las calles que desemboca en Tahrir y lanzaron piedras y cócteles molotov a la Policía, que respondió con gases lacrimógenos. Un joven español, estudiante en El Cairo, resultó herido al alcanzarle una piedra en un ojo, según informó la Embajada, que aseguró que está siendo tratado y que su estado no es grave.

«Nadie está celebrando nada hoy, hemos salido a la calle a objetar, a oponernos a esta nueva Constitución y sus nefastas consecuencias y a enviar un mensaje a los Hermanos Musulmanes, que están en un estado de negación», aseguraba ayer en la plaza Tahrir Amani Suka, una egipcia de mediana edad convencida de que «no es Mursi quien nos gobierna, sino el guía supremo de la cofradía». Este es el sentir de muchos opositores, que han visto cómo la hermandad asumía cada vez más poder en el país. Mursi, que logró la presidencia gracias no solo al apoyo de los islamistas, sino también de muchos otros egipcios que confiaron en él para que sacara adelante las demandas de la revolución, ha decepcionado a este segundo grupo, que se ha convertido en su opositor más férreo.

Próximas elecciones

El país se encuentra más dividido que nunca en lo político y lo social y la unidad que demostraron los egipcios hace dos años, donde islamistas y seculares compartieron codo con codo las alegrías y sinsabores de la revolución, no son sino un lejano recuerdo del pasado.

La cofradía islamista, así como varios grupos salafistas que apoyan al presidente, decidieron no participar en el aniversario y han ocupado un segundo plano en la conmemoración de la fecha. Mursi pidió a los egipcios en un discurso en la víspera que celebraran el aniversario «de forma civilizada y pacífica». Es posible que tuviera en mente los terroríficos choques del pasado diciembre, en los que seguidores y detractores del presidente se enfrentaron violentamente, dejando una decena de muertos.

Pensando ya en los comicios legislativos, que se celebrarán posiblemente en abril, la cofradía ha hecho coincidir el arranque de su campaña con la semana del aniversario. Las elecciones -no han perdido ninguna desde la caída de Hosni Mubarak- es el terreno en el que mejor sabe moverse la cofradía, que ha lanzado una gran campaña caritativa en el país en la que han repartido alimentos a precios muy bajos y se han propuesto llevar ayuda médica a un millón de personas.

«El problema de los Hermanos es que siguen operando prácticamente en la oscuridad, como hacían durante la época de Mubarak. No sabemos, por ejemplo, de dónde sacan el dinero para sus campañas, quién les financia. Y este grupo tan secretista, que busca solo su propio beneficio, es el que nos gobierna hoy en día», denunciaba ayer la arquitecta Maha Abu Baker en una de las protestas.