CARTAS DE LOS LECTORES

Las uvas de la suerte

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Se dice que comer doce uvas coincidiendo con las campanadas de fin de año trae buena suerte y que se puede pedir un deseo con cada uva que se ingiere. A mí este año, en lugar sueños y buenos deseos, solo me venía a la cabeza la triste realidad que nos tocará vivir este 2013. De modo que, con la primera uva, pensé en los seis millones de parados que sin duda alcanzaremos; con la segunda, me acordé de quienes ya no tienen para comer ni donde dormir; con la tercera, me vinieron a la mente los enfermos, los copagos, las listas de espera y las privatizaciones en sanidad; con la cuarta, reflexioné sobre el encarecimiento de la educación, los costes judiciales y los recortes en investigación; con la quinta, recordé la jubilación que nos espera y casi me atraganto; con la sexta, me vinieron a la cabeza las bajadas injustas de los salarios y las subidas indecentes de los precios; con la séptima, me puse colérico al pensar en la subida injusta de impuestos; con la octava, me desmoralicé recordando a los evasores fiscales; con la novena, me mordí la lengua buscando calificativos para este Gobierno y su gestión deplorable que nos ahoga pretendiendo salvarnos; con la décima, sentí una profunda pena al no encontrar alternativas sólidas de gobierno en la oposición; con la undécima, me dije que no debía hundirme en la tristeza ni caer en la resignación; y, con la duodécima, concluí que no debemos aceptar como inexorable cuanto está ocurriendo, que no debemos aceptar como únicas y posibles las medidas draconianas que nuestro Gobierno está aplicando a las clases medias y bajas.