El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, se dirige a la Cámara mientras analiza con un asesor los puntos a debatir. :: DREW ANGERER/ AFP
MUNDO

Último órdago republicano a Obama

Los conservadores sorprenden con una demanda de última hora para adelgazar la Seguridad Social, inaceptable para las filas demócratas

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Con las horas contadas para evitar los peores efectos del 'abismo fiscal', demócratas y republicanos estiran hasta lo imposible los plazos de una decisiva votación en el Congreso que no debería prolongarse más allá de la tarde del lunes. La consecución de un acuerdo en tan poco margen de tiempo parecía ayer mucho menos creíble pese a las prometedoras señales enviadas de algunos responsables de la oposición. Las posibilidades son «extraordinariamente buenas», aseguró el senador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham a primera hora de ayer. Un poco más tarde, tras la apertura de una sesión extraordinaria en el Senado, el líder de la mayoría demócrata Harry Reid, desveló que los conservadores habían puesto sobre la mesa una serie de demandas sobre la Seguridad Social para la que no tenían contraoferta. El nuevo punto muerto ha sido interpretado como un inesperado revés que puede echar por tierra incluso las moderadas esperanzas en llegar a un compromiso parcial que impida una subida generalizada de impuestos.

El escueto mensaje de Reid implica la ruptura de las negociaciones. Obama, el vicepresidente Joe Biden y un estrecho círculo de colaboradores exploraban anoche nuevas ofertas que permitan atraer a los republicanos a un nuevo escenario de consenso. Si ambos partidos reanudan el diálogo, las votaciones debería efectuarse sin demora durante la jornada de hoy, primero en el Senado y a continuación en la Cámara de Representantes.

El ambiente de desánimo que cundió tras la suspensión de la sesión de trabajo en la cámara alta guarda mucho parecido con la recta final de las negociaciones sobre el 'techo de la deuda' hace año y medio. Tras un sinfín de tiras y aflojas, sus señorías firmaron entonces un compromiso final cuando faltaban minutos para la quiebra de las cuentas de la nación.

«Un poquito más»

Lo peor del prolongado suspense es el celo con el que se maneja la información que se vierte a la opinión pública. Poco se sabe de los tiras y afloja de los legisladores salvo alguna filtración que destapa un asunto puntual de desacuerdo. Mucho más complicado es tener una noción clara de cuales son las líneas rojas de cada partido. El presidente ha repetido que su meta prioritaria es impedir que suban los impuestos de manera automática a las rentas inferiores a los 250.000 dólares (190.000 euros). El problema que deslizaron los republicanos con su demanda de encoger el tamaño de la Seguridad Social es que ya no les basta una discusión de mínimos en torno a los impuestos. Quieren que los demócratas les 'compren' algunos de sus principios para adelgazar la Administración y lo quieren ya.

Quizás porque se las veía venir, el presidente dejó de lado el tono conciliador de los últimos días para lanzar una andanada a John Boehner y los suyos en una entrevista ayer en el programa 'Meet the Press', de la NBC. «Dicen que su prioridad es intentar tratar seriamente el déficit, pero la manera en que se comportan parece demostrar que su única prioridad es lograr que las ventajas fiscales de los estadounidense más ricos sean protegidas». Según Obama, si en aras de reducir el déficit los ricos pagasen «un poquito más» de impuestos, eso sería suficiente para impedir los recortes al gasto y tendría un mejor resultado para la economía a largo plazo.

Si el Congreso no logra un acuerdo consensuado, Obama ha instruido al líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, a que someta a una votación de emergencia a mano alzada una iniciativa demócrata que mantenga los recortes impositivos para la clase media. El asunto no llevaría a nada pero retrataría a los legisladores que se opongan a ella.

Uno de los problemas de fondo entre demócratas y republicanos es su incapacidad para ponerse de acuerdo sobre el tope de ingresos que se beneficiarían de los recortes de impuesto promulgados durante la presidencia de George Bush en 2001 y 2003. Durante la pasada campaña presidencial, Obama insistió en que los recortes de impuestos se apliquen solo para quienes ganan hasta 250.000 dólares anuales (190.000 euros) pero, en la entrevista con NBC, no precisó si aceptaría un techo mayor.