Las hermanas cuentan con voluntarios y treinta empleados, que las ayudan en el día a día de la residencia . :: L.R.
EL PUERTO

El último bastión de las Hermanitas en la provincia

Con una residencia en Las Banderas que da empleo a treinta personas, las monjas continúan su labor callada de amparo a setenta y cinco ancianos La congregación mantiene su labor con diecisiete religiosas

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Solo son diecisiete. La mayor tiene 92 y la más joven, 56. Reconocen abiertamente que existe una crisis de vocación y que por eso cada vez son menos. Desde 2010 han perdido a dos compañeras. Una por año. De seguir en esa progresión, las Hermanitas de los Pobres, que tienen en El Puerto su último reducto de la provincia tras los cierres de las residencias de Jerez y Cádiz, terminarían desapareciendo.

No lo cree así Sor Carmen María, que derrocha optimismo en una residencia para ancianos con escasos recursos que estos días también celebra la Navidad. «Algunos se marcharon con sus familiares en Nochebuena, y eso nos gusta. Pero otros incluso prefieren quedarse. Aquí también somos una gran familia, con la animadora hacen sus teatrillos y lo pasan bien. Además, ellos tienen sus rutinas y sus horarios y a determinadas edades, les supone un trastorno comer a las tres de la tarde, por ejemplo». Con más de cincuenta años de servicio a los ancianos a sus espaldas, Sor Carmen María es consciente de las dificultades de la congregación, narra que con ella, se ordenaron como novicia otras cincuenta mujeres. Ahora solo lo hacen una media de dos al año. «La gente está muy materializada y falta voluntad de compromiso. Quizá no de forma puntual. Pero comprometerse a adoptar un estilo de vida para siempre es algo muy difícil».

Pese a ello, su férrea voluntad, que la ha conducido durante toda una vida por el camino que eligió cuando cumplió dieciocho años, le mantiene en el convencimiento de que su congregación, de origen francés y con 173 años de historia, no desaparecerá. «La madre provincial va equilibrando las casas, para que en cada una haya una presencia compensada de hermanitas. Por ejemplo, si hay más en Sevilla que aquí, manda a las que sean necesarias para que podamos seguir atendiendo a los ancianos».

Pero las Hermanitas de los Pobres de El Puerto, que cuidan en la residencia de Las Banderas a unos setenta y cinco ancianos, no están solas. Las ayudan de forma regular un número de voluntarios, pero también dan trabajo a treinta personas, hombres y mujeres, que desempeñan tareas de limpieza, mantenimiento, atención a los residentes o cocina.

Solo con donativos

De hecho, recientemente, la congregación consiguió finalizar una obra de adaptación de las dependencias para los trabajadores, con duchas, vestuarios y una sala de estar, para adaptarse a la normativa de la Junta de Andalucía. «Y todo a base de donativos, que es nuestra forma de subsistir». Algo que, con la coyuntura general de crisis, se ha resentido. «Pero hemos logrado ayuda por otro lado, como la donación de alimentos básicos, que nos liberan para poder atender otros gastos, como la electricidad del edificio, que es el más costoso».

En la residencia mantienen la exposición permanente de manualidades, fundamentalmente textiles, con cuyos beneficios también ayudan a otras congregaciones y a las misiones que mantienen en África, Perú o Filipinas. «Siempre hay otros con más necesidad».