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2012 no era una inocentada

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No. No es una broma. No me he dejado llevar por este absurdo de los santos inocentes y lo que voy a contar es absolutamente verdad. Seguramente, discutible, pero verdad de la buena. A tres días de que este 2012, el «gran año de Cádiz», acabe, ahí fuera la vida sigue igual. O peor. No hay puente, ni hospital nuevo ni tampoco Ciudad de la Justicia que valga. «No hay dinero», dicen los supuestos responsables de repartir nuestros impuestos en cubrir necesidades. En no derrochar en sandeces y de verdad apostar por lo que nos puede hacer salir de un agujero que taparon hace tiempo con su incapacidad. Y no, ya digo que no es una inocentada, es una realidad.

El problema viene cuando te sientes engañado. Cuando te paras a pensar que esa falta de crédito no es justificación porque hace ya años que esos eternos proyectos están encima de la mesa. Cuando en años de bonanza ese dinero se destinó a otros menesteres y las prioridades no fueron tales. Ahora, es fácil, e incluso queda bien, argumentar que no está la cosa para florituras, pero ¿y cuándo hubo y no se utilizó en lo que realmente era necesario? ¿Quién se hace responsable de eso? ¿Quién tiene la cara de decirle a un ciudadano que todos los españoles somos iguales ante la ley si ni siquiera en la casa de la Justicia un abogado de oficio está cobrando? ¿Y quién le puede exigir a un enfermo de cáncer que espere meses para una quimioterapia porque en su hospital están saturados? Encima, tendrán la poca vergüenza de pedir más comprensión...

Pues no, señores, 2012 no ha sido una inocentada. Ha sido el año en el que Cádiz sirvió de excelente escenario para una Cumbre de Jefes de Estado. Donde se habló de derechos fundamentales y se abordaron nuevas iniciativas para que Iberoamérica a través del empleo, la conciencia social y la colaboración se construya y no se destruya.

Quizá algunos de esos propósitos no deberían de pasar de largo de este escenario. Podrían quedarse aquí donde nacieron. A lo mejor así algunos los oirían más fuerte y no mirarían tan fácilmente para otro lado.