Dos niñas palestinas atraviesan una formación de brigadistas de Ezedín Al Kasem en homenaje a un líder caído. :: MARCO LONGARI/ AFP
MUNDO

Preparados para la próxima guerra en Gaza

Milicianos de Hamás y Yihad Islámica, con un mando conjunto y nuevo armamento, lideran en la Franja la lucha contra Israel

GAZA. Actualizado: Guardar
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«No se puede bajar la guardia. No confiamos en su palabra y sabemos que tarde o temprano romperán el acuerdo». Abu Naser, nombre ficticio, es uno de los líderes de las Brigadas Al-Quds, brazo armado de Yihad Islámica. Tiene 26 años, lleva once en la lucha armada y en marzo recibió un serio aviso. Un F16 bombardeó la casa de su familia y se salvaron de milagro. «Es mejor estar en su lista negra porque sabes que te puede tocar en cualquier momento y hay que estar preparado para ser un mártir», asegura con tono muy serio.

Abu Naser acude a la cita acompañado de Mohamed, también nombre ficticio, miliciano de las Brigadas de Ezedín Al Kasem, grupo militar de Hamás, desde 2004. A cara descubierta y con ordenadores portátiles en sus maletines, los dos veteranos de la guerra de la operación 'Plomo fundido' de 2008 muestran los últimos avances en tecnología militar. «Lo que nos ha permitido vencer en la guerra. Hemos sorprendido al enemigo con nuevos misiles, cuando nadie lo esperaba alcanzamos Tel Aviv y Jerusalén, y si hubieran entrado por tierra teníamos más sorpresas. El factor sorpresa es nuestra mejor arma frente a su superioridad. Desde 2008 hemos apostado por la calidad en lugar de la cantidad de arsenal y se ha visto que hemos acertado», detalla Mohamed.

Los brazos armados de Hamás y Yihad Islámica son las facciones más fuertes que operan en la Franja, pero tratan de no monopolizar el protagonismo porque «ha sido un triunfo de la causa palestina», comenta Abu Naser sin mucha convicción. Ésta es la directriz política lanzada por los responsables de los partidos islamistas inmersos en una especie de campaña a favor de la unidad nacional, aunque los combatientes tienen claro que «somos nosotros los que llevamos el peso de la respuesta a Israel. El resto de grupos habla mucho, pero no son operativos», según Abu Naser. Pese a las diferencias en el pasado, Hamás y Yihad han unido sus milicias hasta tal punto que «por primera vez hemos tenido un centro de mando conjunto», confiesan ambos milicianos.

5.000 números israelíes

Mohamed repasa vídeos de los últimos días en su ordenador. Pese al distanciamiento entre Hamás e Irán por el conflicto sirio, «su apoyo es firme en Gaza». Las dos milicias islamistas han disparado misiles Fajr3 y 5 que «Irán han diseñado especialmente para nosotros. Los fabrican por piezas y los ensamblamos, son unos Fajr hechos a la medida de nuestras necesidades y posibilidades», explica Abu Naser, que admite haber viajado fuera de la Franja para recibir entrenamiento específico en «países extranjeros» sobre esta nueva clase de armamento. Además del tipo de misil, la forma de lanzamiento también ha evolucionado. «Ya no tenemos que estar físicamente en la lanzadera y contamos con sistemas de disparo a distancia», destaca este dirigente de las Brigadas Al-Quds, que reconoce la pérdida de diez milicianos en los ocho días de ofensiva israelí.

Las Brigadas de Ezedín Al Kasem, por su parte, tuvieron nueve bajas, incluido Ahmed Yabari, su líder indiscutible. Unas cifras muy inferiores a las de la operación 'Plomo fundido' de 2008. El lanzamiento de cohetes por control remoto, un sistema de comunicación interna similar al empleado por Hezbolá en la guerra de 2006 y alejado de las líneas de telefonía regulares, y la mejora en el servicio de inteligencia son las tres claves que dan los milicianos para explicar las pocas bajas sufridas.

«La amenaza de una invasión terrestre nunca fue seria. Movilizaron a los reservistas para meternos presión, pero era solo un gesto. Nos ha sorprendido la poca información que tenía Israel de nuestros avances militares. En cuanto vieron los Fajr se dieron cuenta de que disponíamos también de otras sorpresas en caso de que entraran por tierra», opina Mohamed mientras muestra un vídeo de un disparo con un misil guiado antitanque Kornet, otra de las novedades en la Franja.

En otro archivo del ordenador muestra un documento con 5.000 números de teléfono de militares israelíes a los que durante la operación 'Pilar defensivo' enviaron un mensaje de texto: «Os estamos esperando, lo pagaréis caro», una muestra de que «nuestros servicios de inteligencia funcionan, estas cosas les ponen muy nerviosos», concluye Mohamed antes de definir Internet como un «arma muy importante para la difusión de nuestra causa».

Durante los ocho días de guerra las milicias palestinas aseguran que lanzaron 1.800 proyectiles a Israel y «su 'Cúpula de hierro' ha resultado ser de cartón», bromean los milicianos en referencia al sistema antimisiles 'Iron Dome' desplegado por Tel Aviv. Entre el arsenal empleado, el proyectil más usado ha sido el que Hamás bautizó como M75 (en recuerdo de un líder militar de las Brigadas de Ezedín Al Kasem), al que Yihad llama 'Quds 8 pulgadas'. En cuanto a la precisión, «vamos mejorando, pero nos queda un largo camino para poder dar a blancos concretos», aseguran.

Estos jóvenes eligieron la lucha armada «porque es el único camino» y para ellos la decisión más complicada fue optar entre el verde de Hamás y el negro de Yihad Islámica. «Vienen del mismo vientre, la ideología es similar, pero hay que decidir», confiesa Abu Naser. Se dedica de forma profesional a la lucha armada, algo que solo ocurre con un grupo selecto de combatientes. El resto tiene una vida civil hasta que llega el momento de movilizarse.

En los últimos años se ha acentuado la diferencia entre los grupos islamistas y el resto. «Ellos reciben mucha ayuda del exterior y esto les convierte en esclavos de las agendas de países como Irán o Catar, nosotros somos los únicos que nos interesamos por la defensa de nuestro pueblo», reivindica Abu Yamal, nombre ficticio de este miliciano de 34 años y miembro desde hace 15 de las Brigadas Abu Ali Mustafa, brazo armado del Frente Popular, grupo de orientación izquierdista. Comparte habitación con Abu Askar, que se presenta como miembro de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, grupo armado de Fatah, partido en el poder en Cisjordania. Aparecen con las caras cubiertas y en lugar de ordenadores portátiles llevan el AK-47 al hombro. Lamentan «el monopolio de la lucha por parte de los partidos religiosos, debemos apostar por una bandera única para todos, la de Palestina», opina Abu Askar, de 26 años y con diez de experiencia en la lucha armada.