Algunos de los líderes europeos conversan antes de hacerse la foto de familia de la Cumbre Europea. :: THIERRY ROGE / EFE
Economia

La cumbre cierra sin acuerdo

Comandados por Alemania, los socios del Norte reclaman elevar hasta 11.000 millones los recortes en las cuentas 2014-2020 Las exigencias de más ajustes de los países ricos hacen fracasar el encuentro

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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El acuerdo hubiera sido épico. Jamás en la historia de la UE se ha conseguido consensuar el Presupuesto del bloque al primer intento. Ayer, el reto resultaba todavía más ambicioso porque los Veintisiete analizaron un profundo recorte en la cuentas frente a los aumentos que se han pactado tradicionalmente. Todo indicaba que los líderes fracasarían y los pronósticos acertaron. Ni siquiera se produjeron las habituales reuniones de madrugada para intentar apurar las opciones de pacto. Las exigencias de mayores ajustes de los países ricos hicieron imposible cualquier acercamiento. Comandados por Alemania y Reino Unido, reclamaban que el tijeretazo se ampliara hasta alcanzar los 110.000 millones.

El presidente de la Unión, Herman van Rompuy, buscó hasta el final el acuerdo con un planteamiento inteligente. El mandatario belga presentó hace varias semanas una primera propuesta muy cercana a las exigencias de los contribuyentes netos, los socios que vuelcan en el Presupuesto más dinero del que reciben. El documento incluía un tijeretazo de 80.000 millones con respecto a las cifras de la Comisión, que abogaba por convertir las cuentas 2014-2020 en una palanca para la crecimiento. Convencido de que en el actual clima de austeridad la UE debe dar ejemplo, Van Rompuy optó por un ajuste que se reduce a 20.000 millones si se compara con el periodo plurianual todavía en vigor (2007-13).

El líder comunitario despertó el interés de los socios ricos no solo por el tijeretazo global, sino por su estructura. Muy críticos con los subsidios a los agricultores y las ayudas a las regiones, los nueve contribuyentes netos reclaman una modernización del Presupuesto. Entre otros, Alemania, Reino Unido, Holanda y los países nórdicos apuestan por invertir más en competitividad e investigación. Van Rompuy atendió sus indicaciones y concentró las reducciones tanto en los fondos destinados al sector primario como en la eliminación de desigualdades en el seno del bloque. De los 80.000 millones que propuso ahorrar, 55.000 se retiraban de estos capítulos que han dominado históricamente las cuentas.

Revisión de madrugada

Con su alineación con los socios del Norte, el líder comunitario sabía que se enfrentaría al descontento de Francia, España, Italia y todo el bloque de la antigua órbita comunista. Por la estructura de sus economías, esta serie de países tienen en común su defensa de las ayudas agrícolas y de cohesión. Van Rompuy se movió rápido en la cumbre e intentó corregir el tiro con una propuesta revisada que presentó en la madrugada de ayer. Sin tocar el tajo general de 80.000 millones, modificó sustancialmente el reparto de los ajustes al trasladarlos más hacia las infraestructuras, la competitividad y la política exterior. Incluso, redondeó su planteamiento con fondos adicionales para distintos socios mediterráneos como el de 2.800 millones que ofreció a Mariano Rajoy.

El gesto convenció al Sur del continente con Francia a la cabeza. Aunque en un principio eludió mostrar sus cartas, François Hollande reconoció que sus objetivos habían quedado colmados. El mandatario socialista describió el Presupuesto como «razonable» y anunció que lo defenderá en las próximas negociaciones previstas al inicio de 2013. Rajoy no fue tan expresivo, pero dejó traslucir su satisfacción. Portugal, que había llegado a amenazar con vetar unas cuentas que necesitan la unanimidad para salir adelante, relajó su posición y admitió los esfuerzos de Van Rompuy.

La reacción fue inmediata entre los contribuyentes netos. No hizo falta ni que se pronunciaran porque se agruparon rápidamente. Al retomarse las negociaciones en la mañana de ayer, Reino Unido, Holanda y los países nórdicos comparecieron como un frente común. Angela Merkel eludió identificarse tan claramente con los socios más duros, pero quedó claro que no estaba satisfecha con el viraje de Van Rompuy. «Siempre he dicho que no sería un drama que no llegáramos a un acuerdo», indicó cuando se levantaron finalmente de la mesa. Según aseguraron varios mandatarios, las capitales del Norte reclamaron un ajuste extra de 30.000 millones.

El bloqueo había quedado constatado. Como se esperaba desde el inicio del pulso, Norte y Sur chocaron de nuevo ante la falta de presión para cerrar un acuerdo que puede fraguarse sin inconvenientes a lo largo de 2013. Van Rompuy debía decidir si realizaba un nuevo intento para acercar posturas, pero prefirió dar tiempo a los líderes. Aunque en Bruselas todo estaba preparado para un largo fin de semana de negociaciones, optó por suspender la cumbre. El líder belga, sin embargo, dejó entrever su próximo movimiento: «Mi sensación es que podemos ir más lejos con los ajustes, aunque tienen que estar bien preparados».