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La elección hecha negocio

Demócratas y republicanos recaudan más de 1.500 millones de euros para conseguir que sus candidatos se conviertan en el próximo presidente de Estados Unidos

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Quien quiera puede financiar la campaña electoral de Estados Unidos. Jeffery S. Cheatham, vecino de Corpus Christi (Texas), entregó un billete de cinco dólares -menos de cuatro euros- a uno de los candidatos independientes que se presentan a los comicios del próximo día 6. Su aportación ha sido bastante inferior a la de su conciudadana más afamada, Eva Longoria. La actriz ha donado 2.500 dólares (1.925 euros) a Barack Obama, el máximo legal permitido. Sin embargo eso no ha sido todo, ya que ha tratado de movilizar el voto hispano a favor del todavía presidente y ha conseguido recaudar casi medio millón de dólares (385.000 euros) en los numerosos actos y cenas benéficas que ha organizado.

Todas las aportaciones convertirán esta carrera electoral en la más cara de la historia. Entre los dos principales candidatos a la Casa Blanca recibirán más de 1.500 millones de euros antes de que concluya la campaña, un dineral superior al Producto Interior Bruto (PIB) de Liberia. Y que procede exclusivamente de manos privadas, ya que ambos han renunciado al sistema de financiación pública porque eso les obligaría a controlar sus gastos.

Las principales fuentes de ingresos de demócratas y republicanos siguen siendo las entregas directas a los candidatos. Como pasó en 2008, casi el 40% del total recogido por el equipo de Obama procede de pequeñas aportaciones que no superan los 200 dólares (154 euros). «Es significativo desarrollar una campaña basada en la movilización de pequeños donantes y voluntarios, mientras tu contrario muestra poco interés en ello», defiende Michael Malbin, director ejecutivo del Campaign Finance Institute de Washington, en la revista 'BusinessWeek'. Y es que los simpatizantes de Mitt Romney son más generosos. Apenas un 10% de sus fondos proceden de dádivas menores de 200 dólares y, de hecho, la gran mayoría son talones de 2.500.

Grandes mecenas

Pero estas elecciones no se han convertido en las más caras a base de billetes y cheques que no pueden superar un tope determinado. En julio de 2010, el Tribunal Supremo permitió a los comités de acción política (conocidos como Super Pac) recaudar y gastar cantidades ilimitadas. Estas supuestas organizaciones independientes no pueden apoyar financieramente a ninguno de los candidatos, aunque sí pueden hacerlo en el terreno de las ideas con el pago de anuncios y actos.

Detrás de ellas se encuentran grandes mecenas que prefieren «las donaciones políticas a los posibles esfuerzos de presión en el futuro». Así lo confesaba Robert Rowling, propietario de TRT Holdings y también vecino de Corpus Christie, al diario 'Texas Tribune'. Con su aportación de más de tres millones de euros a los Super Pac relacionados con Romney prácticamente se asegura su invitación a cenas de Estado, su más que posible consulta en asuntos que afecten a sus intereses económicos e incluso que se baraje su nombre para desempeñar algún cargo público.

El donativo de Rowling a la campaña republicana es ínfimo en comparación con el de Sheldon Adelson. El magnate del juego que construirá Eurovegas en la Comunidad de Madrid, su mujer y allegados han entregado 26,8 millones de euros. En las primarias del partido apoyó a la fallida candidatura de Newt Gingrich, antiguo presidente de la Cámara de Representantes, ya que está seguro de que un cambio en la Casa Blanca le beneficiaría en sus casinos de China, supondría un cambio en las relaciones con Israel y rebajaría la presión del Departamento de Justicia sobre sus negocios. Inversores, constructores, empresarios del metal y compañías petrolíferas figuran entre los principales benefactores de Romney. Harold Simmons ha entregado más de 12 millones de euros con el objetivo de que el próximo Ejecutivo cambie las reglas sobre el almacenamiento de residuos radiactivos.

Por su parte, los demócratas han tardado en movilizar a sus patrocinadores. En la recta final de la campaña, Fred Eychaner -dueño de varios medios de comunicación- y James H. Simons -patrón de una empresa de fondos de inversión libre- han donado 2,7 millones de euros, respectivamente, a las Super Pac que respaldan a Barack Obama. Lo que está claro es que Wall Street ha dado la espalda al presidente como respuesta a su reforma financiera. Entre las principales compañías que han sufragado la campaña de Mitt Romney figuran Goldman Sachs, Bank of America, JP Morgan y Morgan Stanley -cuatro entidades que han recibido ayuda del Gobierno durante la crisis-. Mientras, los mayores patrocinadores de Obama son la Universidad de California, Microsoft y Googl. Los demócratas se han ganado el rechazo de las compañías de seguros, perjudicados por la nueva ley sanitaria. Por contra, los hospitales y las enfermeras han aumentado sus dádivas a la campaña del presidente. Está claro que el derecho de todos se ha convertido en el negocio de algunos.