Corrupción

Aunque bien podría ser el título de una serie televisiva, es más que nada una realidad social en este país.

Me estoy refiriendo a los fontaneros, médicos, jueces, albañiles, tenderos, funcionarios, monjas, curas, obispos, banqueros y, cómo no, a los políticos que hacen lo contrario de lo que prometen.

Ese fontanero que te cobra más que un dentista, también sin factura... Ese médico que mercantiliza la labor de sanar... Ese juez que prevarica... Ese albañil que por la chapuza del cuarto de baño te hipoteca casi de por vida... Ese tendero que te sisa en el peso y en el ticket... Ese funcionario que te perdona la vida cuando le dices que no entiendes lo que te pide... Esa monja que amparándose en sus hábitos roba niños o engaña a los más creyentes... Ese cura que vulnera su compromiso con los más pobres... Ese obispo que quiere suplantar la voluntad popular con sus «divinas leyes»... Ese banquero que «prefiere las preferentes»... Y por último, aunque se podría aumentar la lista, los políticos, que cada vez generan más incredulidad en los ciudadanos y ciudadanas. No obstante, aunque cueste creerlo, son mayoría las personas honestas que desempeñan con rigor y decencia sus actividades. Pero, claro, no son noticia...