ESPAÑA

El coste de una segregación

La fractura dejaría el PIB catalán al nivel de Grecia y empobrecería a España que tendría la mitad del PIB de Italia

MADRID. Actualizado: Guardar
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Perderían todos. La independencia de Cataluña generaría un Estado que, al margen de sus dificultades para ser reconocido por la Unión Europea o mantenerse en el euro, tendría un Producto Interior Bruto equivalente al de Grecia -eso sí, con la mitad de población y un nivel de eficiencia en nada comparable- pero también dejaría a España con su nivel de actividad reducido a la mitad del de Italia. El tamaño de una economía importa, porque de él depende el peso de un país en el conjunto de las naciones.

Con una renta por habitante de 27.430 euros anuales, frente a la media española de 23.271 euros, Cataluña tiene un PÎB de 200.323 millones que ahora, mermado por la crisis, representa el 18,7% del total español. El Gobierno autónomo, y la sociedad que ha salido a la calle, consideran que el sistema de financiación ha sido discriminatorio, hasta el punto de generar un déficit fiscal -diferencia entre la contribución aportada y los recursos percibidos- de 16.409 millones. Aunque en menor medida que a Madrid y Baleares, la solidaridad ha pasado factura a Cataluña: recauda un 19,7% más que la media y obtiene una financiación equivalente al promedio.

El sistema ha estallado por las costuras en tiempos de vacas flacas. Cataluña acumula mucha deuda -43.954 millones, un 29,1% del total de las comunidades- y los financiadores le exigen pagar intereses elevados, de hasta el 13%, casi el doble que al Tesoro español, para prestarle a diez años. Pedir ayuda al fondo de rescate autonómico ha resultado inevitable. «Si pudiéramos disponer de la totalidad de nuestra recaudación.», ha sido el lamento de los dirigentes, convertido en exigencia de un pacto fiscal. Pero las cuentas no son sencillas, porque la tributación no es el único flujo de dinero entre el Estado y las comunidades. Los ingresos de Cataluña por cotizaciones , por ejemplo, se limitaron en 2011 a 7.460 millones anuales, mientras el desembolso en pensiones y ayudas se disparó hasta 11.422 millones.

Pese a las dificultades, o espoleada por ellas, la economía de Cataluña muestra un extraordinario dinamismo comercial. En el primer semestre del año, la cuota de las exportaciones catalanas ascendía al 26,5% del conjunto de España, y presentaba una expansión interanual del 7,4%. La porción de las compras que realizó en el exterior también era muy superior a la que correspondería a su dimensión económica, un 27% del total español.

¿Se vería perjudicado el comercio exterior de Cataluña con la independencia? No parece probable que los socios instauraran barreras arancelarias que ya no se aplican ni a los competidores desleales.

Cataluña también intercambia mercancías y servicios con el resto de España. Es la comunidad más activa en el comercio interregional. Aunque se compra mucho a sí misma -unos 40.000 millones de media anual- también coloca productos por cantidad equivalente en las demás autonomías, prácticamente el doble que Madrid. No obstante, si se restan sus ventas de las compras que realiza, su saldo con España es netamente vendedor, por una cifra estimada en 18.000 millones. Es probable que con la independiencia perdiera una parte de esa cuota. Ocurrió en tiempos del Estatut, cuando una campaña perjudicó las ventas de cava.

Pero la trama de intereses económicos que une los territorios va mucho más allá de unas transacciones comerciales que pueden interrumpirse.Gas Natural, con sede en Barcelona, tiene 20 millones de clientes en el mundo: nueve en España y apenas dos millones en Cataluña. No es lógico pensar que los otros siete pedirían el corte del suministro. El grupo La Caixa, aislado, tiene 5.330 sucursales y siete de cada diez están fuera de Cataluña. Y acaba de integrar Banca Cívica. Son ejemplos de la imbricación en los negocios.