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«Pensaba que nos iban a humillar todos los partidos»

De su paso por los Juegos de Londres, el jugador sanroqueño de voley playa se queda con una frase de ánimo de su entrenador: «No ganasteis una medalla, pero enamorasteis a un país»

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Unas palabras de su entrenador, Sixto Jiménez, acabaron por ser el principal recuerdo que quedará para los restos en la memoria de Adrián Gavira. «No habéis ganado una medalla, pero habéis enamorado a un país». El mejor mensaje de apoyo, las frases que dan mayor aliento, llegan siempre de personas cercanas. El sanroqueño tendrá siempre la espina clavada de la mala fortuna sufrida en los Juegos Olímpicos de Londres, por la lesión en la rodilla de su compañero, Pablo Herrera, que hizo imposible que pudiera luchar por el sueño que había perdurado en su mente desde pequeño. Pero al menos, guardará en su cofre de tesoros personales el sensacional papel realizado durante su participación, y la respuesta obtenida por un público español que aplaudió su entrega y su pelea contra los contratiempos y las adversidades.

-¿Qué sensaciones le quedan de su participación en los Juegos Olímpicos de Londres?

-Salió todo mejor de lo esperado. Una semana antes de viajar a Londres, Pablo estaba en Barcelona tratándose de su lesión en la rodilla y yo estaba entrenando solo. Demasiado bien nos salieron las cosas para el mal estado en el que llegamos. Plantamos cara a los mejores equipos del mundo a pesar de que mi compañero estaba con la rodilla destrozada. Tenía un tendón roto.

-¿Lamenta que la mala fortuna le haya privado de conseguir una medalla, el objetivo que, desde hace mucho, siempre se había marcado?

-Días antes de que empezara la competición estaba desanimado. Tenía muchas dudas, y pensaba que íbamos a hacer el ridículo, que nos iban a humillar en todos los partidos. Al final resultó ser lo contrario. Nuestro entrenador nos dijo que era lo que había tocado vivir y que teníamos que disfrutar de la experiencia y hacerlo lo mejor posible.

-El hecho es que Gavira y Herrera cayeron con las botas puestas. Pocos se atreverían a asegurar que la eliminación llegó debido a los problemas físicos, pues sobre la arena se vio a una pareja combativa que llegó con vida siempre al final de los sets...

-El coraje y la adrenalina que da la competición nos hizo olvidarnos de todo. Plantamos cara al equipo de Estados Unidos, que a priori eran los favoritos, y nos eliminó Brasil. Dimos la cara siempre, y conseguimos disfrutar de la experiencia, que era lo que esperábamos.

-Y eso que en el partido decisivo contra los japoneses Asahi y Shiratori, a la rodilla de Herrera se sumó un fuerte dolor en su espalda...

-Ese día todo parecía ser un desastre. No se vio en la tele porque nos cambiaron a otra pista, pero el calentamiento fue lamentable. No podía arquear la espalda, y Pablo tenía dolores en la rodilla. Suerte que cuando empezamos se nos olvidó todo. Después, con el trabajo de los fisios, los masajes y los paños calientes, se me quitó el dolor y al día siguiente ya no sentía nada.

-¿Qué es lo que más le llamó la atención? ¿Con qué se queda de su paso por la Villa Olímpica?

-Me impactó mucho el comedor. Lo grande que era. Todo lo que quisieras comer, ahí lo tenías. Había hasta un McDonalds. También me sorprendió la cercanía en el trato con las estrellas como los Gasol, Navarro... Podías hablar con ellos como si fueses uno más de ellos. Me quedo con eso y también con el apoyo que recibimos. El estadio se caía animándonos en los partidos. Una frase que me dijo mi entrenador se me ha quedado grabada. «No habéis ganado una medalla, pero habéis enamorado a un país». Era un orgullo ver un estadio lleno con 15.000 personas y que nos dieran tantas muestras de apoyo.

-¿Ha hablado con Pablo? ¿Qué tal se encuentra?

-Los días posteriores le hicieron pruebas y estaba bastante mal porque temía que tuviera que operarse. Pero el doctor del equipo de balonmano le comentó que existía un tratamiento de cinco semanas pinchándose corticoides que podía evitar que tuviera que pasar por el quirófano. Una operación de esas es delicada porque el tendón queda muy rígido, puede general problemas. Pero al enterarse de que existía la opción de no tener que operarse se animó mucho.

-¿Cuáles son los planes que quedan por delante? ¿Cómo será ahora el día a día después de los Juegos?

-Ahora tenemos un descanso fortuito. No podemos participar este fin de semana en la última prueba del Circuito Mundial en Polonia por la rodilla de Pablo. La semana que viene vamos a una exhibición en Bélgica, que es un compromiso con nuestro patrocinador, y ya cerramos hasta enero. Trabajaremos el aspecto físico cada uno por nuestro lado y en enero nos volvemos a juntar para preparar la nueva temporada.