Rastrillo por la solidaridad

Objetos de segunda mano, artesanales, traídos de los campamentos de refugiados saharauis o, incluso, género sobrante de varios negocios que tuvieron que cerrar. Todo esto es lo que el público puede encontrar en los 20 puestos del rastrillo solidario de la Asociación de Vecinos Mayorazgo Alto.

Con la intención de establecerse como un rastrillo durante todos los domingos del año, Andrea Ariza, de la vocalía de mujer de la asociación vecinal, señaló que la idea surgió «para aprovechar las instalaciones del local social, colaborar con asociaciones benéficas e inculcar la cultura de desprendernos de lo que no utilizamos por un buen fin».

Además de la cuota de dos euros por instalar el puesto, recaudación que va dirigida cada semana a una ONG distinta, los particulares que venden sus objetos se benefician de los ingresos, «una opción para aquellas familias con menos recursos», agregó Inmaculada Almagro, socia que impulsó la idea.

Para las representantes de Sadicum, una de las ONG que colaboran en el rastrillo, «la idea es admirable, aunque el inconveniente es el verano, que acude menos gente». De igual forma opinan Andrés y Lupe, quienes tuvieron que cerrar sus negocios y este espacio les permite dar salida al material sobrante.

Precisamente, por el poco tiempo que llevan en marcha (cuatro semanas) y la escasa actividad del verano, aún la Asociación dispone de otros 20 puestos vacantes. Sin embargo, las organizadoras mantienen la esperanza de poder consolidarse como el rastrillo solidario de los domingos, de diez a dos de la tarde en el local social de la AA.VV. Mayorazgo Alto.