Natalio observa cómo se llevan sus pertenencias por la escalera. :: C. R.
Chiclana

Una familia es desahuciada a pesar de que varias asociaciones intentaron evitarlo

El Ayuntamiento les ha ofrecido alojarse en un hostal de la ciudad durante diez días, a la espera de lograr otra solución para los afectados y sus hijos

CHICLANA. Actualizado: Guardar
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Esperaban correr la misma suerte que el pasado mes de mayo, cuando el Ayuntamiento les concedió una prórroga de dos meses para retrasar la salida de su casa pero, finalmente y sin apenas creérselo, Rosario Flores, Natalio Lozano y sus dos hijos, fueron desahuciados de su hogar, arropados por una veintena de personas, entre familiares, vecinos, amigos y miembros de la Asociación Sociocultural Gitana Ensaye Kaló, así como de la Asociación de Afectados por la Hipoteca.

Aunque sin saber cuál sería su futuro después del lanzamiento, la familia ya había empaquetado todos sus enseres cuando dieron las once de la mañana, hora en la que llegaron varios funcionarios del Consistorio y varios agentes, tanto de la Policía Local, como de la Guardia Civil. A pesar de los intentos de diálogo para intentar conservar el piso del número 9 de la calle Paciano del Barco, la familia perdió todas sus esperanzas al conocer la negativa de los representantes municipales. Por eso, con varias pancartas, todas las personas que intentaron frenar el desalojo comenzaron sus protestas a las puertas del citado edificio, mientras los muebles y pertenencias de Natalio y Rosario eran sacados de la casa por el personal de Vías y Obras, quien trasladó todos los paquetes hasta la Nave Municipal de obras, donde quedarán almacenados hasta que la familia encuentre solución a su problema de vivienda.

La ayuda de alquiler no sirve

Ya en mayo, los afectados consiguieron una prórroga para permanecer en estas viviendas municipales conocidas como 'los pisos de los maestros' debido a la escolarización de sus dos hijos, de seis y siete años, en un centro educativo cercano, pero ayer no pudo estirarse más ese plazo. Como relató Ramón Izquierdo, presidente de Ensaye Kaló, esta familia reconoce que está «ocupando una vivienda, no se trata de un problema hipotecario, pero ellos accedieron al piso porque su anterior dueño les cedió las llaves cuando lo dejó hace más de dos años ahora».

Por eso, recalcó que Natalio y Rosario, ambos desempleados y sin fuente de ingresos, «piden que se les regularice su situación en estos pisos, de los que se viene a pagar un alquiler de 60 o 70 euros, que ellos nunca se han negado a asumirlo». Sin embargo, Izquierdo comentó que, tras varias reuniones en el Consistorio, «la única solución que nos han ofrecido es la ayuda de alquiler que ofrece Emsisa, algo que es pan para hoy y hambre para mañana, porque en pocos meses volveremos a ser morosos y nos echarán por no poder afrontar el alquiler, eso es también ilegal». Con esta ayuda, Emsisa paga directamente el coste de la fianza y después subvenciona el 40% de las mensualidades durante un periodo de seis meses.

En busca de la solución

Ante las circunstancias económicas y sin posibilidad de otro tipo de alojamiento, la familia junto a las personas que la apoyaron en estos momentos, se dirigieron en manifestación hasta la puerta del Ayuntamiento para tratar de dialogar con el alcalde, Ernesto Marín, y el delegado municipal de Vivienda, Andrés Núñez. Mientras que el grueso del grupo permanecía delante de la Casa Consistorial en protesta por el desahucio, Natalio y Rosario fueron atendidos por el regidor chiclanero y el responsable de Vivienda. Tras la reunión, ambos manifestaron haber acordado que el Ayuntamiento facilitaría su estancia en un hostal de la localidad por un periodo de diez días, mientras que se intenta buscar una solución a la situación a la que esta familia se enfrentó en la mañana de ayer.

De este modo, durante diez noches Natalio Lozano y Rosario Flores saben que dormirán bajo el techo de un hostal, o al menos lo intentarán, porque saben también que una vez que termine el plazo, pocos son los remedios a los que podrán acogerse. Un alquiler, aunque sea subvencionado al 40% se le escapa de las manos a dos personas que llevan más de dos años desempleados y que sus únicos y escasos recursos van dirigidos al alimento y cuidados de sus dos pequeños.