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Esta semana entre primas, deudas y auditorías de entidades independientes, comenzó el verano. Y con el verano, todos a la playa. Se acabaron las clases para nuestros alumnos que ya se disponen a pasar un largo verano hasta el próximo curso. Yo también me he pasado por la playa estos días, concretamente por Santa María del Mar y desde unos años me vengo fijando en un aspecto de nuestros chavales que no sé si los lectores de La Voz coincidirán conmigo: la exuberante musculatura que muestran los adolescentes gaditanos. Yo, cada año que me pongo el bañador, tengo mayor complejo ante los fabulosos cuerpos moldeados en los innumerables gimnasios gaditanos: bíceps, tríceps, cuádriceps, trapecios, deltoides, pectorales e incluso esternocleidomastoideos son mostrados en todo su esplendor para quien quiera admirarlos.

Un tópico que siempre he considerado como verdadero es el que dice que a mayor masa muscular menor tamaño cerebral. Dudo que sea verdad pero yo me lo creo. Siendo esta mi verdad cuando voy a la playa pienso en el fracaso escolar que se ha enquistado en la educación andaluza, pienso en los, continuamente negativos, 'Informes Pisa' y pienso en los profesores que me cuentan que sus alumnos no entienden ni comprenden nada de lo que se les explica en clase. Pienso en que nuestros alumnos no saben hablar inglés ni escribir español. Pienso en el daño que nuestros dioses futbolísticos hacen a nuestros chavales con sus tatuajes y peinados, y mostrando sus musculosos cuerpos cada vez que consiguen un gol.

Algún día tendrán que revertirse los valores de esta sociedad contaminada por el culto al cuerpo y por ídolos de pies de barro en la que lo que dice un analfabeto en televisión o a través de la red tiene más trascendencia que un pensamiento filosófico o un sistema político asentado en cientos de años. Son tiempos en los que vagamos sin rumbo fijo y nos agarramos a actitudes y creencias populistas, simples y cuasi fascistas que tienen su público en jóvenes de grandes músculos y pequeños cerebros. Mientras nuestros gimnasios se llenan, nuestras bibliotecas se vacían. Ojo.