CÁDIZ

La madre de Tamara Leyton:«¿A esto le llaman justicia?»

La familia de Tamara Leyton recibe con indignación la sentencia que condena a los asesinados de la joven al saber que solo estarán en la cárcel 20 años

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Imposible reprimir las lágrimas, contener la rabia, apartar la indignación. La cabeza de Francisca Aguera no puede pensar en frío cuando le recuerdan a su hija Tamara Leyton, asesinada a tiros por el clan de Los Flores en julio de 2008. Ya no hay presuntas ni supuestas inocencias que respetar, la Audiencia Provincial, como adelantó en exclusiva LA VOZ en su edición de ayer, ha condenado a los tres hermanos Francisco, Fernando y Manuel Flores a penas históricas por la comisión de 38 delitos. Los dos primeros suman 285 años de cárcel cada uno y al tercero le han impuesto 245. Pero la lectura de la sentencia dictada por la Sección Cuarta esconde un final amargo para las víctimas: solo cumplirán de forma efectiva 20.

«¿A esto le llaman justicia? Unos criminales que disparaban a matar, que estaban en la cárcel y salían los fines de semana a hacer daño, ¿van a cumplir solo 20 años con todo lo que han hecho?».

Francisca supo a través de este periódico que los Flores, pese a que habían sido condenados «al máximo que se le pedía», en realidad serán muchos menos años los que estén recluidos. «Voy a ir a donde haga falta. Lucharé hasta el final porque mi hija no va a regresar nunca del lugar donde esos criminales la mandaron y ¿ellos pueden salir de la cárcel? ¿Por qué mi hija no y ellos sí?».

Difícil ofrecer una respuesta que sirva de bálsamo para las heridas de esta familia humilde de El Marquesado (Puerto Real). Los Flores no solo sesgaron la vida de Tamara - «Tati nos gustaba llamarla y así la recuerda su hija»- sino que dispararon también a Francisca, a su marido y padre de la fallecida, a un hijo y a un sobrino. El relato que tuvieron que exponer en el juicio celebrado entre enero y febrero fue estremecedor. Tamara y un sobrino fueron los primeros en salir de su casa al oír los ruidos extraños que provenían del exterior. Fueron recibidos por disparos. Francisca recuerda ese momento con el rostro bañado en lágrimas: «Eso no se olvida nunca, es una pesadilla». Ella salió en busca de su hija al verla caída en el suelo, un impulso natural que volvería a repetir «una y otra vez», y también recibió varios disparos. Su marido y un hijo arrastraron de ella y pudieron ponerla a buen recaudo. «Mi nieta (hija de Tamara) tiene ahora cuatro años y por ella y por mi gente seguiré peleando para que esos asesinos no salgan más de la cárcel». Dice que su lucha no es solo por su gente: «No quiero que ninguna madre vuelva a pasar lo mismo que yo y si estos criminales vuelven a la calle, lo van a hacer de nuevo».