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Próxima cita: la Cumbre Iberoamericana

El ministro de Exteriores aprovecha la presencia de embajadores para preparar agenda

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cádiz, recuperada capital de España por las horas que residieron de nuevo aquí todas las autoridades de la nación, ocupó la portada de la actualidad ayer gracias a un acto institucional en el que primaron, como el Rey quería, los mensajes claros, cortos y directos. El día en que se cumplían 200 años de la primera Constitución española tomaba así carácter solemne y relevante tras una semana de actos populares, festivos, culturales, que ya miran hacia delante. La próxima estación, la culminante, a la que todos miraban ayer en el cóctel celebrado en Diputación, se llama Cumbre Iberoamericana. Los esfuerzos del Gobierno para que la cita de noviembre sea un éxito no cejan.

Reunión exprés

De hecho, el presidente Rajoy contó cómo dedicó el sábado a comprometer la asistencia de Rafael Correa, presidente de Ecuador; la Reina confirmó los viajes previstos de don Juan Carlos, el Príncipe y ella misma para este año a diversos países de América y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, aprovechó la presencia de numerosos embajadores y los reunió en una sala del palacio provincial, el despacho de la vicepresidenta Colombo, para plantearles los objetivos de la Cumbre, acompañado del secretario de Estado para Iberoamérica, Jesús Gracia.

La preocupación por el éxito de la cita es manifiesta, máxime cuando surgen problemas en Argentina con Repsol y cunde la sospecha de que la presidenta Kirchner pueda usar el conflicto con la empresa española para distraer de su fuerte crisis interna.

Vuelco

Los Reyes y las autoridades acudieron al cóctel en Diputación, que siguió a la ofrenda floral y se prolongó hasta casi las dos y media de la tarde, hora en que don Juan Carlos y doña Sofía abandonaron el palacio provincial. Los ministros salieron a continuación en un autobús, rumbo al aeropuerto, salvo la vicepresidenta, que presidía por la tarde el Día de la Provincia, mientras los miembros del Tribunal Constitucional recalaban en El Faro, donde almorzaron para acudir por la tarde al plenario en el oratorio.

Entre los que más tiempo estuvo en la recepción, el secretario general socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ex diputado por Cádiz.

La jornada sirvió como fiel espejo del cambio político en España. Si hasta no hace mucho eran socialistas la mayoría de los representantes institucionales, y los populares se solían arremolinar en un pequeño grupo durante los actos oficiales, ayer sucedía justo al revés. La exigua presencia de cargos públicos del PSOE se completaba con el presidente de la Junta, la titular del Parlamento, tres consejeros, la portavoz en el Congreso, diversos delegados y los diputados y senadores gaditanos, no todos. Estuvo Manuel Chaves, quien comentó que en septiembre vuelve a sus clases a la Universidad de Córdoba, donde tiene su plaza. Serán en másters y estudios similares y sin cobrar, aclaró, que hay muy mala uva.

La sombra del 25M

La inminencia de las elecciones andaluzas y la publicación de los sondeos del fin de semana centraron buen número de conversaciones. Entre los altos cargos del Partido Popular la moral de victoria es contundente. Aun con la prudencia debida, parecen confiados en que la mayoría absoluta no se les escapa. Tan seguros se les ve a ellos como sus rivales resultan esforzados hasta el paroxismo para intentar mantener la moral de combate y arañar votos hasta el último momento. Griñán estuvo poco tiempo y dio una rueda de Prensa para poner un poco en sordina el fasto del día, la Pepa, que duró muy poco, dijo.

La economía

Pese a todo, la crisis económica y las medidas del Gobierno para atajarla centraron las conversaciones. Preocupó el corte del puente y las barricadas de los trabajadores de Navantia en el día en que los Reyes visitaban Cádiz y la ciudad celebraba su fiesta, porque, más allá de la legítima protesta por la falta de carga de trabajo, podía haber enturbiado los fastos. La normalidad volvió pronto.

Dinero para el Doce

Queda ahora, en fin, el resto del año para celebrar, para que Cádiz y el Bicentenario aprovechen el tirón de la presencia mediática de hoy y se traduzca en visitas, en turismo, en proyectos, en empleo en fin, que es lo que desde el público se reclamó a gritos a Rajoy en algunos momentos de su paso por la ciudad. Los responsables del Consorcio y la alcaldesa confían en que la impresión que Cádiz y el Doce ha causado al Gobierno, y en especial el ministro de Hacienda, allanen el camino para poder disponer de un colchón económico para abordar el programa del resto del año. No habrá otro Doce hasta dentro de un siglo.