López Gil se dirige al banco popular mientras el alcalde toma la palabra para rebatirle tras una discusión entre las formaciones. :: C. C.
SAN FERNANDO

Un pleno como patio de colegio

Los concejales se interrumpen, se acusan, insultan e incluso son expulsados de las sesiones en las que queda al margen La Isla El PP y el PSOE recrudecen sus enfrentamientos en cada debate por la ciudad

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El pleno es la herramienta de debate político para mejorar la ciudad. Supuestamente es el foro en el que justificar las actuaciones, criticarlas, evidenciar sus fallos y proponer soluciones. Algo que parece haber quedado al margen en San Fernando, ya que los debates políticos que se llevan a cabo cada mes en el Centro de Congresos, se han convertido en una especie de patio de colegio, en el que lo único que buscan los adversarios es quedar por encima del rival. Por ello, no es raro que las mociones que se aprueban en algunos casos queden como simples muestras de cara a la galería sin que se lleven finalmente a cabo, como por ejemplo la auditoría del Ayuntamiento (se alega incompatibilidad administrativa). La mayoría de ocasiones solo salen adelante las que tratan de instar a otros organismos, y eso sí en todas se producen un agrio enfrentamiento entre la oposición y el equipo de Gobierno, principalmente entre el Partido Popular y el Partido Socialista.

En los últimos meses los discursos se han radicalizados, hasta el punto de que resulta extraño que no haya una sesión en la que se produzcan interrupciones y se lancen acusaciones desde uno y otro bando. Tal es el espectáculo que incluso en una ocasión el alcalde, José Loaiza, echó de la sala al concejal socialista Fernando León, yéndose toda la bancada de la oposición (a excepción de Ciudadanos que se dejó en campaña su tono elevado en crítica para desarrollar un discurso más sosegado).

Poner orden

El murmullo entre una y otra banca es constante. En los turnos de palabra todos se dirigen al regidor pidiéndole que ponga orden en el conflicto, dejándose de lado los verdaderos problemas de la ciudad. Citas elaboradas, retórica con la que dirigirse al rival y nombres propios, es lo que surgen en cada intervención, sin que se profundice en el fondo de las cuestiones ni se razone la idoneidad de una u otra postura. Llega el punto en el que los aspavientos quitan el protagonismo a las palabras y ni una ni otra formación son capaces de reconducir el debate.

Incluso a pesar de que se termine un punto y comience otro, en el discurso se retoma a la anterior cuestión para tener la última palabra o mejor dicho acusación. Todo ello en una sala en la que el espacio del público se ha reducido considerablemente al que había en la casa de la Cultura, si bien este lugar tampoco era el sitio institucional adecuado (además de molestar a sus usuarios).

Con la cercanía de las elecciones estos enfrentamientos está subiendo el tono y se utiliza el pleno más como un espacio de propaganda que como un foro de debate público. Habrá qué esperar al siguiente para comprobar si la tendencia cambia al fin o continúa por el mismo camino.