De la figura expuesta en la plaza de la Constitución solo quedaron algunas tablas de la base. :: F. JIMÉNEZ
CÁDIZ

Unos vándalos reducen a cenizas a la Bruja Piti en las Puertas de Tierra

La Policía busca a los autores del incendio, que ha obligado a suspender el acto de clausura del tradicional Domingo de Piñata

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La última víctima de los vándalos en la ciudad ha sido la tradicional Bruja Piti. Esta vez, en lugar de destrozar bancos y papeleras, o a pintarrajear las paredes con sprays, los gamberros han ido algo más lejos y se han atrevido con la gasolina y el fuego, con los que calcinaron ayer la figura de cartón piedra que representaba al popular personaje de la Bruja Piti que durante los últimos días ha dado la bienvenida a los turistas que visitaban Cádiz desde las Puertas de Tierra.

Una o varias personas, cuya identidad se está investigando, redujeron a cenizas al popular personaje a las seis y cuarto de la mañana, tras prenderle fuego, probablemente como remate de una noche de desmadre y abuso de alcohol. Por suerte, a esa hora de la mañana el tráfico era mínimo y la gran hoguera no causó ningún daño, ya que la Policía Local interrumpió el tráfico en la zona, mientras los efectivos del parque de bomberos de la ciudad extinguían el fuego, para el que utilizaron más de doscientos litros de agua. Además, antes de que llegaran los bomberos, los trabajadores del servicio de mantenimiento del Ayuntamiento intentaron ahogar el fuego con el agua de las mangueras con las que baldean las calles. Un intenso olor a chamusquina tomó la plaza de la Constitución durante toda la mañana y sobre el césped, solo se salvó la estructura de madera y algunas tablas que sostenían al enorme muñeco.

La Bruja Piti iba a ser quemada mañana, Domingo de Piñata, en el acto de clausura del Carnaval, pero debido a este acto vandálico el tradicional fin de fiesta se ha suspendido, según comunicó ayer el Consistorio en una nota de prensa. De hecho, la tradicional pira de la Bruja Piti iba a ser este año el acontecimiento central del acto de clausura, ya que debido a los recortes, se limitó el clásico castillo de fuegos artificiales al que tuvo lugar pasado domingo de coros.

«Muchísima tristeza»

La propia alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, lamentó ayer lo ocurrido al término de la Junta de Gobierno local y manifestó sentir «muchísima tristeza» por este acto vandálico, que se suma a los destrozos que días atrás se produjeron durante el Carnaval, así como las pintadas que aparecieron en la fachada de la Catedral. La tradicional bruja ha estado acompañada durante el primer fin de semana de la fiesta por la efigie del Dios Momo, que fue quemado de manera controlada el pasado martes en el pregón de la plaza de San Antonio, como final del carnaval en el calendario litúrgico. Este año, por primera vez (y a la vista de los acontecimientos, quizá sea la última), el Ayuntamiento colocó ambas figuras en la entrada del casco histórico, a modo de exposición. «Nos pareció una idea bonita», explicó ayer Martínez.

Por eso, la alcaldesa lamentó lo ocurrido y lanzó un mensaje claro: «Por mucho que uno esté alegre, la alegría no tiene nada que ver con pintar la Catedral o quemar la Bruja Piti». Despropósito como estos, que van más allá de las inocentes gamberradas, obligan al Ayuntamiento a invertir recursos y dinero que en la actual situación de crisis no sobran. En la rueda de prensa, cuando aún no se había decidido la cancelación del acto de clausura, la alcaldesa llegó a barajar la posibilidad de encargar otra figura a la empresa fabricante. Pero ni el tiempo, ni el dinero, jugaban a favor de esta posibilidad: «Tengo la sensación de lo que se ahorra por un lado lo tenemos que gastar por otro», denunció en relación a los esfuerzos económicos que se están realizando, con recortes en determinados actos del Carnaval.

Además, Martínez recordó que borrar las pintadas de la Catedral «tampoco ha sido barato», y puntualizó que gracias al vallado de la plaza de España se ha garantizado la conservación de los jardines de un punto esencial del Bicentenario a escasos días del 19 de marzo. Una forma de evitar con unos actos vandálicos «con los que no hay quien pueda»