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Nadal, más agresivo que nunca

Modificó su raqueta y le añadió peso en el punta para conseguir más inercia y potencia en los golpes con el mismo movimiento Los cambios implantados esta temporada buscan que su juego sea más feroz

MADRID. Actualizado: Guardar
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Había ganado mucho más de lo que siempre había soñado: los cuatro trofeos de 'Grand Slam' -Roland Garros en seis ocasiones y Wimbledon en dos-, la Copa Davis, la medalla de oro olímpica, más de 500 partidos en su carrera e incluso el premio Príncipe de Asturias de los Deportes por ser un «deportista ejemplar». Pero no le bastaba. Rafa Nadal necesitaba ir a más, seguir mejorando. Tenía que incrementar sus prestaciones para no volver a sufrir como lo hizo en el 2011 ante Djokovic y conseguir ser más agresivo. Y ese proceso de perfeccionamiento de su juego parece que va poco a poco dando sus frutos.

«Salgo de este Open de Australia bastante más reforzado que cuando llegué. He ido para arriba. Mi sensación mental y tenística es que he dado un salto hacia delante. Estoy satisfecho», confesó el balear en la rueda de prensa previa a la final.

Su mejora respecto al último tramo del 2011 se ve perfectamente en sus estadísticas. En el pasado Abierto de Estados Unidos, cuando se enfrentó por última vez a Novak Djokovic, hizo 163 tiros ganadores en los seis encuentros previos a la final. Esa cifra la ha rebasado con creces en Australia: antes de que comenzase la final de hoy domingo, el español había conectado 196 'winners' (puntos ganadores). Su mayor agresividad y eficiencia desde el fondo de la pista también ha conseguido implantarla en su servicio, con el que promedia un 73,5% de primeros saques, cuatro puntos más que en el último 'Grand Slam' estadounidense.

Menos desgaste

Para llegar a esas mejoras, Nadal, poco dado a los cambios, ha tenido que renovarse en las semanas previas a la primera gran cita del año. Su idea era clara: tenía que realizar pequeños retoques para ser más ofensivo en los encuentros y así desgastarse menos físicamente. Y se decantó por aumentar ligeramente el peso de su espada.

Se trata de un instrumento que se aproxima mucho más a la raqueta que viene manejando el francés Wilfred Tsonga, cuyo estilo de juego nada tiene que ver con el del español. Nadal pierde algo de control pero gana con su 'drive' y se obliga a jugar más fuerte y agresivo.

Las modificaciones en la raqueta, unidas a la falta de pretemporada por problemas físicos, le llevaron a un dubitativo inicio de campaña en Doha. Sin embargo, pese a los dolores en la rodilla al inicio del torneo que le hicieron verse fuera de Australia, Nadal ya dio con la clave ante Federer en semifinales.