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'LA FUGA'

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No es muy habitual -es más bien insólito- que una productora española cree una serie de televisión de temática futurista, y por eso hay que subrayar el estreno, la semana pasada, de 'La Fuga', una serie de BocaBoca para Telecinco. 'La Fuga' se sitúa en un futuro cercano en el que la carencia de materias primas conduce al mundo a una dictadura global; unos pequeños grupos alimentan la resistencia; los disidentes son enviados a La Torre, vieja plataforma petrolífera que se usa como prisión; al chico (Aitor Luna, 'Daniel') le llevan a La Torre; la chica (María Valverde, 'Ana') se las arregla para entrar a liberarle como carcelera. Y ahí empieza todo. La ambientación tiene evidentes referencias en el cine de género de los últimos años, pero está muy bien conseguida y es tal vez lo más notable de la serie. Creo que, buscando espectáculo y emociones fuertes, el guión ha metido demasiadas cosas: artes marciales, ambiente presidiario a la americana, etc. Todo eso está bien, pero quita un poco de intensidad a la historia principal. Ahora es cuando uno tiene que preguntarse cuál es la 'historia principal', y no crea usted que es fácil responder, porque el tema de Ana y Daniel termina imponiéndose sobre la problemática política futurista, pero ésta sigue todo el tiempo presente. Si finalmente todo queda reducido a las vicisitudes de Ana y Daniel, el planteamiento general del relato quedará diluido y sería una lástima, porque es una narración con muchas posibilidades. Hablando de lástimas: hay una verdadera rebelión popular en la web de Telecinco porque los usuarios no soportan la enorme cantidad de publicidad que la cadena coloca en los vídeos de los capítulos. En efecto, si trata usted de ver 'La Fuga' en la web se encontrará con que el relato es permanentemente interrumpido por los anuncios, con brutales aumentos de volumen, de manera que el visionado se hace inaguantable. Mala política esa, porque cada vez más gente usa Internet para ver la tele, y sobre todo series como esta, teóricamente pensadas para el público juvenil. En fin, ellos sabrán. O no.