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«¡Vuelva a bordo! ¡Es una orden!»

Los italianos no dan crédito al increíble diálogo del capitán Schettino con la Guardia Costera

ROMA. Actualizado: Guardar
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La grabación de las conversaciones entre la Capitanía de Livorno y el comandante de la nave, Francesco Schettino, resulta difícil de creer. Aunque hubo algunos contactos previos, la primera grabación conocida ayer es a las 00.32, más de dos horas después del choque con el arrecife. Según algunos testigos, Schettino ya estaba en la costa, frente al barco. Asegura que quedan unas 200 ó 300 personas a bordo, algo imposible, pues solo han pasado cuarenta minutos desde la orden de abandono de la nave. A las 00.42, en un segundo contacto, dice que quedan solo cien pasajeros y admite que no está a bordo. «¿Cómo, con cien personas a bordo usted abandona la nave?». Schettino lo niega y da una explicación confusa. A la 1.46 horas se produce la conversación más tensa entre el oficial Gregorio De Falco, de la Guardia Costera, muy enfadado y que le grita, y el comandante.

-Escuche Schettino, hay personas atrapadas a bordo. Ahora usted va con su chalupa bajo la proa de la nave. Hay una escala. Usted sube y va a bordo y me dice cuántas personas hay. ¿Está claro? Yo estoy grabando esta conversación.

-Mire, le digo una cosa...

-¡Hable más alto!

-En este momento la nave está inclinada.

-Ya lo sé. Escuche. Hay gente que está bajando por la escala de proa. Usted la recorre en sentido contrario, sube a la nave y me dice cuántas personas hay. ¿Está claro? Me dice si hay niños, mujeres o personas necesitadas de asistencia, y me dice el número de cada una de estas categorías. ¿Está claro? Mire, Schettino, que usted quizá se ha salvado del mar, pero yo le llevo, de verdad, muy mal, le hago pasar un mar de problemas. ¡Vaya a bordo, coño!

-Comandante, por cortesía...

-¡No, por cortesía usted coge y va a bordo!

-Yo estoy aquí con la lancha de socorro, estoy aquí abajo, no he ido a ninguna parte...

-¿Qué está haciendo?

-Estoy coordinando el socorro...

-¿Qué está coordinando? ¡Vaya a bordo y coordine el socorro desde la nave! ¿Usted se niega a ir a bordo?

-No, no me niego...

-Entonces dígame el motivo por el que no va.

- Estoy yendo a...

-¡Va-ya-a-bor-do, es una orden, y no haga otras valoraciones, usted ha declarado el abandono de la nave, ahora mando yo!

-Estoy yendo a bordo.

-Llámeme inmediatamente desde la nave. (...) Hay ya cadáveres.

-¿Cuántos cadáveres hay?

-¡No lo sé, uno he oído, me lo tiene que decir usted, Cristo!

-¿Pero se da cuenta de que está oscuro y no vemos nada?

-¿Y qué quiere, volver a casa, Schettino? (...) Desde hace una hora que me dice esto. ¡Vaya ya!

Pero Schettino no obedecerá. Ayer, en su interrogatorio reiteró que no abandonó a la nave.