Viqueira asegura a Gómez que no dejará la dirección deportiva

Siguen los líos tras la operación de compraventa de las acciones del Xerez. La historia comienza en la tarde del lunes, cuando el director deportivo del Xerez, Emilio Viqueira, tiene que viajar destino a Dos Hermanas acompañado de Francisco García, director general del club. García Arboledas no era el protagonista en esta ocasión, ya que Jesús Gómez, presidente desde el pasado viernes de la entidad azulina, tan solo quería saber una cosa, si Viqueira iba o no a dimitir. El gallego ha dejado claro al nuevo grupo inverso, representado en dicha reunión por el propio Gómez y Ricardo García, que va a seguir realizando sus funciones en la secretaría técnica azulina al menos hasta que los administradores concursales del Xerez le digan lo contrario. De hecho, Viqueira ya ha hablado con Rodríguez y Del Puerto, quienes le han asegurado que cuentan con él mientras estén al mando de la nave azulina. Y es que solo en caso de que Energy Group se haga con el control de la administración y la gestión del club Viqueira abandonará la nave azulina. Mientras esto no suceda -se prevé que los administradores van a realizar un informe negativo sobre la operación de venta que entregarán a la juez Nuria Orellana-, el exfutbolista del Deportivo seguirá trabajando para la entidad. Por cierto que los administradores siguen sin decidir si el Xerez va a poder firmar en el presente mercado invernal, y eso que Viqueira ya tiene casi atado a un jugador que está a la espera tan solo de la llamada del director deportivo del conjunto xerecista.

En cuanto a Jesús Gómez, el presidente podría aprovechar mañana el entrenamiento del equipo en Montecastillo para llevar a cabo la presentación a la primera plantilla, algo que se había planificado para el pasado sábado, pero que por la polémica rueda de prensa de presentación quedó aplazada. El arquitecto se llevó ayer un susto, ya que, según fuentes cercana al grupo sevillano, su domicilio particular de la capital hispalense amaneció con pintadas que contenían insultos y amenazas, señal de la crispación existente.