Editorial

Sarkozy, decisivo

La detención de tres presuntos etarras en Francia refuerzan la exigencia de que ETA se disuelva sin demora

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Don Juan Carlos impuso ayer el Toisón de Oro al presidente francés Nicolás Sarkozy en reconocimiento de la determinante colaboración prestada durante su mandato por las autoridades galas en la lucha contra ETA. Se trata de una distinción merecida, dado que Sarkozy imprimió a la cooperación con España una nueva dimensión asumiendo que el problema del terrorismo etarra es también francés y no únicamente español, tal como había sido tratado hasta su llegada al Elíseo por sus predecesores en la presidencia de la República vecina. La utilización del suelo francés como retaguardia para atentar contra la vida de más de ochocientas personas en España no permitía que un socio europeo siguiera afrontando tan ineludible colaboración como si se tratase de un favor sujeto a algún tipo de transacción. Sencillamente porque esa retaguardia terrorista revelaba que la banda se sentía más segura en Francia que en España. El giro dado por Sarkozy -«no habrá más Pirineos en la lucha antiterrorista»- fue crucial, y su fruto final ha sido que ETA se ha visto obligada a declarar el cese definitivo de sus actividades terroristas. Dándose además la circunstancia de que precisamente en su declive ha cometido sobre suelo francés los asesinatos sin precedentes de los guardias civiles Centeno y Trapero y del gendarme Nérin. Muchos de quienes la izquierda abertzale denomina «exiliados» son en realidad activistas que, como los tres detenidos en Joigny, circulan armados y en posesión de material para la fabricación de artefactos explosivos. Ciertamente resulta inaudito que una trama que ha anunciado su cese definitivo siga funcionando como si sus rutinas fuesen las de antes. El episodio no debe echar por tierra la extendida convicción de que el paulatino desistimiento de ETA es ya irreversible. Aunque cobra todo su sentido la exigencia de que la banda terrorista entregue sus armas y se disuelva sin demora. El presidente Rajoy advirtió ayer, en presencia de Sarkozy, de que «el Estado de Derecho no está en suspenso ni lo va a estar». Mientras la izquierda abertzale reclama a «los Estados español y francés» que correspondan al paso dado unilateralmente por ETA, es en realidad ETA la que no acaba de desarmarse y de someterse al Estado de Derecho como requisito imprescindible para poder certificar que el «ciclo de la violencia» ha sido superado.