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Acercar el horizonte

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The Times' convierte a los manifestantes en protagonistas de 2011. De los Indignados españoles a la primavera árabe, de los furiosos atenienses a los ocupas de Wall Street o los millones de rusos estafados en las elecciones. Movimientos que tienen en común la rebelión contra sistemas injustos que los oprimen y que se constituyen en un nuevo sujeto colectivo unido a través de las redes sociales.

Dice Eduardo Galeano, uno de los últimos intelectuales que lucha por mantener la esperanza en un mundo mejor para todos, que la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos. ¿Entonces para qué sirve la utopía?: sirve para caminar en la dirección correcta.

Quizás sea el tiempo, otra vez, de comenzar a fijarnos en otros aspectos de la realidad, enlazar ideas y conceptos aparentemente alejados creando nuevas cadenas lógicas y una casuística compleja que siembre dudas sobre certezas que se imponen como naturales y necesarias, siendo como son contingentes e ideológicas. Y recuperar la poesía del pensamiento.

Perdida la esperanza de que el sistema cambie en algo esencial a pesar de la crisis estructural en la que se ha metido, y rechazada la reforma socialdemócrata del capitalismo, queda ir haciéndole en el corazón de los ciudadanos un sitio cada vez mayor a la ética de la convicción a expensas de la liquidación de la ética de la responsabilidad entre los poderosos, elegidos o no.

Las manifestaciones en el mundo recuerdan la última vez que los jóvenes se rebelaron contra un sistema rechazando el futuro que les prometía. Fue hace más de medio siglo, cuando nacieron el pacifismo, el feminismo, la libertad sexual, el ecologismo y la contracultura, removiendo la conciencia del sistema desde Berkeley a París.

Está de moda en estos tiempos cínicos la ridiculización de aquellos movimientos, pero no hace falta tener bachillerato para entender que la sociedad occidental es así por o gracias a aquella revolución cultural de los sesenta, cuyos valores acabaron por ser aceptados como naturales y, en algunos casos, incorporados al ordenamiento jurídico como nuevos derechos.

La rebeldía de la juventud actual en los países desarrollados es distinta en su etiología a la de los sesenta (de la abundancia del consumo a la escasez de trabajo e ingresos) pero apunta igualmente al replanteamiento de los axiomas del capitalismo en forma de un nuevo paradigma contracultural que hace preguntas para las que el sistema no tiene respuestas, más allá de la violencia, la marginalidad o la integración.

Cabe recordar que el sistema acabó digiriendo, no sin dificultad, muchas de aquellas demandas gracias a la flexibilidad del capitalismo, la habilidad de sus publicistas y la seducción de los mercados, eliminando así los riesgos de ruptura social. Al elegirlos protagonistas del año, 'The Times' les abre las puertas del Palacio de Invierno: ha comenzado la integración. O mucho me equivoco o afortunadamente, a los del Valcárcel no les van a condenar: sólo quieren que dejen de hacer ruido mediático. Que se cumplan los deseos para el nuevo año, sobre todo los de quienes aún sueñan con utopías.