Editorial

Una Unión de austeridad

La cumbre europea impone una salida de la crisis larga y con muchos sacrificios

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La cumbre europea no ha dado ningún paso de gigante ni ha satisfecho las expectativas de refundación anunciadas. A cambio, ha llegado con bastante rapidez a un acuerdo inspirado claramente por Alemania para imponer austeridad en todos los miembros de la moneda única. Este nuevo pacto fiscal se basa en fijar límites más estrictos al déficit público, que deberán recoger las Constituciones nacionales, y en sanciones automáticas en caso de incumplimiento. No supondrá una reforma de los tratados europeos, sino que se articulará a través de un acuerdo internacional entre Gobiernos, que incluirá a los 17 de la zona del euro y posiblemente a unos nueve Ejecutivos más de futuros miembros, un camino no exento de complicaciones jurídicas. Esta opción ganadora de la austeridad supone que no habrá una recuperación económica rápida ni estará exenta de mucho sacrificio. Es cierto que con este pacto el Banco Central Europeo tendrá más razones para, sin decirlo, seguir garantizando la estabilidad financiera de la eurozona. Pero los problemas a corto plazo para financiar a los países de la periferia del euro siguen ahí y esta por ver si a partir del lunes los mercados evaluarán las decisiones tomadas como suficientes. Por lo menos Alemania ha dado marcha atrás en su intento de hacer que los inversores privados pagasen una parte de los rescates, algo que había creado pánicos financieros en agosto y noviembre. El Reino Unido, por su parte, ha decidido proteger su mercado financiero de la amenaza de una armonización europea y de la visión proteccionista de Francia. Al no estar dentro de la moneda única, su posición es hasta ventajosa, al beneficiarse de su plena pertenencia al mercado interior de 27 países y no tener que ponerse el corsé de austeridad diseñado por Angela Merkel. Mariano Rajoy había pedido a José L. Rodríguez Zapatero que luchase para que España pudiese vetar el nuevo mecanismo del fondo de rescate pero el presidente saliente ha sido coherente con su desempeño europeo estos años y no lo ha conseguido. Nuestro país se enfrenta a una situación muy difícil en la que el nuevo Gobierno tendrá que emprender reformas de forma inmediata con un coste alto, tanto en lo social como en lo político.