Editorial

Tensión ruso-norteamericana

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Las elecciones en Rusia han sido todo salvo ejemplares y a la democracia allí le falta algo más un hervor, de modo que el triunfo de la lista oficial, Rusia Unida, parece razonablemente empañado por irregularidades. El partido, no obstante, registró una fuerte caída y los valerosos opositores cuentan con una creciente simpatía internacional avalada ahora con los severos comentarios de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. Inusualmente, la gran voz internacional de la Administración Obama criticó la elección de la Duma y dijo que el pueblo ruso tiene derecho a un futuro mejor. Veterana y profesional, sabía que entraba en el delicado huerto de una potencia atómica regida por hipernacionalistas. La reacción de Putin hizo a los norteamericanos instigadores de las protestas opositoras y les acusó de injerencia en los asuntos internos rusos. La crisis diplomática está servida, sobre todo si como es muy probable, Putin vuelve a ser presidente en marzo. Washington, que sabe todo esto, prefirió el mensaje democrático a los usos de la 'realpolitik'. Una opción muy estimable, pero arriesgada.