Jerez

«No paraban de golpearme y tuve que sacar la navaja para defenderme»

El acusado del apuñalamiento en la puerta de la discoteca Imperium reconoce los hechos, pero argumenta legítima defensa

JEREZ. Actualizado: Guardar
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No le quedó más remedio. Éste vino a ser el argumento en el que ayer cimentó su defensa el acusado de apuñalar varias veces a otro joven a las puertas de la discoteca Imperium en marzo de 2010. El juicio tuvo lugar en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Jerez, en cuyo banquillo se sentó Esteban B. R, que reconoció haber asestado varias puñaladas en la noche de autos a Mario G. G.

Como relató el procesado, él y la víctima se conocían de otra ocasión anterior en la que, según sus palabras, mantuvieron un «conflicto» aunque la fiscal especificó que se había tratado de otra reyerta. El caso es que el día en cuestión, el acusado asegura que sin prácticamente mediar palabra a la salida del local la víctima la emprendió a golpes con él, acompañada de al menos tres amigos. «Me pegaron todos y algunos llevaban anillos en las manos con los que me dieron en la cabeza y en una herida que yo tenía en la mano derecha. Me echaron abajo y siguieron golpeándome, por lo que tuve que sacar la navaja».

De esta forma, confesó haber atacado con el arma blanca al demandante, si bien dijo no recordar cuántas puñaladas le dio pues su única intención era zafarse de allí lo antes posible. «Lo hice sin saber muy bien dónde, solo para defenderme y cuando llegó el policía que intervino tiré la navaja y salí corriendo».

La fiscal le preguntó si la mencionada lesión en la mano se la había producido el día anterior en otra pelea ocurrida en la calle Oso, algo que él negó, tras lo que prosiguió su relato contando que en la huida se montó en el coche de un conocido que pasaba por allí y que le llevó a su casa, donde su madre curó sus heridas sin necesidad de ir al hospital.

El abogado defensor, Manuel Hortas, por su parte, centró su interrogatorio en la circunstancia de que cuando se cometió el delito, a eso de las cuatro de la mañana, su representado ya había ingerido importantes dosis de alcohol, incidiendo en la desventaja de éste frente a sus supuestos contrincantes durante el altercado. «Yo estaba furioso en ese momento y me sentía acorralado», insistió el imputado.

La víctima, sin embargo, declaró que cuando se produjo la pelea él estaba solo con su agresor y que fue éste quien la empezó sin tampoco mediar palabra. «Esa noche lo vi en la discoteca pero no hablamos. Cuando salí me lo encontré y quise pedirle explicaciones de lo que había sucedido unos meses atrás, cuando tuvimos otra pelea. Pero entonces él empezó a pegarme y cuando intenté levantarme sacó la navaja. No me dio tiempo a nada, sentí algo frío y luego perdí el conocimiento». Los testigos presentados por la acusación particular, dos amigos del herido, incurrieron en ciertas contradicciones y mientras que uno aseguró que no había presenciado los hechos el otro dijo que sí, aunque asistió como mero espectador.

Reducción de penas

El policía que impidió una tragedia mayor corroboró que cuando él llegó Esteban B. R. se encontraba encima de Mario G. G. asestándole puñaladas y que todo ocurrió muy rápido, por lo que desconoce si intervino alguien más. La madre y dos amigos del procesado, por último, confirmaron las heridas con las que éste abandonó el lugar de los hechos.

Tras la comparecencia de todos los testigos, las partes pasaron a realizar su alegato final y la Fiscalía modificó su petición inicial, rebajando en dos años la pena de cárcel. Así, solicitó diez años de prisión por un presunto delito de asesinato en grado de tentativa, atenuado por la reparación del daño (el acusado ha indemnizado al demandante con 11.500 euros). Para el caso de que el juez termine fallando homicidio, el Ministerio pide una condena de seis años con el agravante de abuso de superioridad.

En lo que se refiere a la defensa, Hortas reiteró su petición inicial de un año y medio por un delito de lesiones, con los atenuantes de reparación del daño, arrebato con trastorno mental y consumo de drogas y eximente de legítima defensa. La acusación particular, por contra, optó por retirarse del procedimiento tras el pago de la cuantía anteriormente citada, a pesar de que en un principio solicitó hasta 14 años de prisión por un presunto delito de asesinato en grado de tentativa.