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Bono reclama a PSOE y PP un pacto de no agresión sobre los recortes

El presidente del Congreso sostiene que los ajustes son inevitables y que es preciso evitar «inflamar las calles»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Ahora que ha decidido no presentarse a las elecciones, José Bono se siente aún más libre para decir lo que quiere y desmarcarse de la doctrina del PSOE. El presidente del Congreso advirtió ayer de que no es posible escapar de los recortes del gasto público y reclamó a los dos partidos mayoritarios que reconozcan la situación y alcancen ya una suerte de pacto de no agresión, sin tener en cuenta las elecciones.

Del mismo modo que la semana pasada Esperanza Aguirre rompió la unidad de discurso del PP al abrir el debate sobre la gratuidad de la enseñanza, el expresidente castellano-manchego puso en solfa la premisa básica del futuro programa electoral del PSOE: que es posible ajustar las cuentas públicas sin tocar el estado del bienestar.

Bono alegó que España ha llegado a una situación crítica en la que cada día, al abrir los mercados, hay que ponerse en la cola para pedir prestados 600 millones de euros, no ya para pagar nuevos servicios, sino para pagar la deuda previa. «Eso no hay ni Gobierno, ni oposición, ni país que lo aguante», concluyó en una entrevista en la Cope. «Hay que reducir gastos -insistió- ¿De dónde? Pues de donde los hay».

El veterano dirigente apuntó hacia tres partidas. Y dos de ellas son casi sagradas para el PSOE, los recursos para el desempleo, que este año ascendieron a unos 33.000 millones de euros; la sanidad, que ya soporta una deuda de 9.000 millones, y la defensa de lo 'identitario' por parte de algunas comunidades autónomas.

«Es verdad que hay mucha gente que quiere trabajar y no encuentra trabajo -dijo-. También hay gente que recibe la prestación por desempleo y no se sienten incentivados a buscar trabajo, y hay gentes que piensan que su empresa puede financiarse manteniendo algún empleo y echando a alguien al que luego puede recuperar cuando haya cobrado dos años de paro», denunció a modo de ejemplo.

En una línea similar, admitió que lo «más progresista» que hay es mantener un sistema público de salud, pero alegó que sin financiación no es posible lograrlo. «Y las medidas que hay que tomar -recriminó- no son discursos ni son mítines».

Altercados

Su propuesta: «El PP y el PSOE tienen que hacer esto juntos porque el que gane tiene que tener la garantía de que el otro no le va a criticar ni va a inflamar las calles en contra de las medidas que creamos que son razonables».

En plena ofensiva de denuncia de los socialistas por los recortes que ya están llevando a cabo las comunidades autónomas para cumplir el objetivo del déficit de este año, el siempre polémico Bono añadió que «inflamar las calles es muy fácil», pero no es responsable.

Sus planes, en todo caso, parecen poco viables. La campaña para las elecciones del 20 de noviembre se centrará fundamentalmente en este asunto. La estrategia de los socialistas pasa por convencer al electorado de que ellos serán capaces de cuadrar las cuentas públicas sin traspasar 'líneas rojas' en sanidad, educación y servicios sociales, frente a un PP que quiere desmantelar el Estado del bienestar. Y la de los populares consiste en mantener una estudiada indefinición sobre lo que pretenden hacer mientras denuncian lo que ya hizo el Ejecutivo del PSOE.

Casi al mismo tiempo que Bono hablaba, el portavoz económico del principal partido de la oposición, Cristóbal Montoro, sorteaba en TVE cualquier intento de aclarar si su partido tiene intención de mantener congeladas las pensiones en 2012 y los salarios de los funcionarios. Pero dijo algo que sirvió de munición a los socialistas, que detrás del concepto del estado de bienestar hay mucho «despilfarro» y que no puede creerse que sea el Estado el que garantiza el bienestar de los ciudadanos. «Lo que lo garantiza es que haya rentas», dijo.

La coordinadora de la campaña electoral del PSOE, Elena Valenciano, le acusó de defender una suerte de «estado de beneficencia» y defendió que José Luis Rodríguez Zapatero es el mejor ejemplo de que su partido no tocará «lo básico» porque no ha tocado el desempleo. Pese a Bono.