Editorial

Más Alzheimer

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El Día Mundial del Alzheimer vuelve a recordarnos hoy que el número de afectados por dicha enfermedad se incrementa en un 10% cada año, sin que las investigaciones en curso -de las que el congreso internacional que se celebrará en Madrid mañana y pasado dará cuenta- permitan vislumbrar una terapia curativa a corto o medio plazo. Mientras tanto es primordial que los esfuerzos públicos se dirijan a la mejora de la calidad de vida de las personas enfermas y al apoyo que precisan los familiares que se responsabilizan de su cuidado. La extensión de una tarjeta sanitaria propia, que dé lugar a un protocolo específico dispuesto para facilitar la atención médica y hospitalaria de las personas con alzhéimer debe generalizarse y supondría un importante paso adelante. Las instituciones concernidas deberían plantearse una excepción en su política de ajustes presupuestarios frente a una patología que se desarrolla a la par que aumenta la esperanza de vida, máxime cuando los cambios sociales apuntan a situaciones de desamparo y soledad crecientes en edades avanzadas. Pero junto a la implicación de las administraciones los enfermos de Alzheimer y sus familiares-cuidadores están requiriendo, cada vez más, la ayuda de voluntarios que les brinden una parte de su tiempo y toda su paciencia.