El ministro Valeriano Gómez entrega la Medalla de Oro al Trabajo al artista. :: EFE
Sociedad

A Manolo Escobar se lo robaron

Unos ladrones se llevan de su casa de Benidorm medallas y distinciones, y dejan intacta su privilegiada colección de arte

MADRID. Actualizado: Guardar
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Manolo Escobar tiene fama por sus canciones y su buen humor, y seguramente ayer le hizo falta lo último para aguantar el chaparrón de comentarios sobre -sí- su carro. Unos ladrones entraron en su casa de Benidorm y se llevaron algunas medallas oficiales, entre ellas la del Mérito al Trabajo y la de oro y brillantes del Barcelona FC, además de móviles y dinero en metálico. «¿Y el carro?», le habrán preguntado extraños y conocidos.

Es inevitable acordarse de la canción. No obstante, si valora el resultado final del robo, tampoco es para echarse a llorar. Los cacos asaltaron su chalet en la madrugada del pasado sábado y cogieron las medallas doradas, pensando que eran de oro... de limpias que las tenían, y dejaron las de color plata. El caso es que esos medallones honoríficos rara vez están hechos en metales preciosos, así que el valor de lo sustraído se antoja que no supera los 8.000 euros.

El rumbero encajó la noticia con gracia, especialmente en lo que se refiere a la Medalla al Mérito en el Trabajo, que recibió de manos del ministro Valeriano Gómez el pasado día 9. «Ochenta años trabajando para tener la medalla y en quince días me la quitan», se soltó un sonriente Escobar. Y de verdad que lo suyo tiene mérito, pues según los cálculos del cantante él comenzó a trabajar -a cantar- desde el mismo momento de su nacimiento, el 19 de octubre de 1931. O, para ser exactos, un poco antes.

Ladrones despistados

La Policía sospecha que los ladrones no sabían en qué casa robaban. Se metieron en la planta baja mientras el cantante, su mujer, su hija y su nieta dormían en el primer piso. Fue su hija la que oyó unos ruidos y llamó por teléfono a una persona de servicio, que dio aviso a los agentes. Al percatarse de los movimientos, los cacos huyeron con su escaso botín.

Ni siquiera olieron que la casa de Escobar en Benidorm se parece más a un museo que a cualquier otra cosa. Colecciona desde hace muchos años y sus fondos, en los que predomina el arte español contemporáneo, alcanzan las dos mil obras.

Se cuenta en los corrillos artísticos que cuando se anunciaba un concierto suyo en una ciudad, los galeristas sacaban sus mejores joyas y ponían el champán a enfriar para celebrarlo, pues al cantante, además del gusto propio, le caracterizaba la generosidad. Lo contó todo en un diálogo con el futbolista Ismael Urzaiz en el Guggenheim hace dos años.

Entre los artistas que figuran en su colección se encuentran Antonio Saura, Miquel Barceló, Tàpies, el Equipo Crónica, Sicilia, Millares y Andrés Nagel. Y cuando se le pregunta por sus preferidos cita a Manolo Quejido y a Carlos Alcolea, ambos de la Nueva Figuración Madrileña. Cualquier obra de los nombrados supera por mucho los 8.000 euros.

Cierto que los recuerdos sustraídos son muchos, desde la llave de oro de Miami hasta la insignia, también del mismo metal, de la Universidad de Almería. Su valor sentimental raya alto. Pero el consuelo de ver la colección intacta debe de ser como para que uno no pierda el sentido del humor.