El entorno de Pelagatos es uno de los que peor aspecto presentan para quienes transitan por él. :: LA VOZ
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Una ciudad sin vistas

Los tres accesos al casco urbano desde otros municipios están en obras y resultan poco atractivos para el visitante

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Ahora que se habla tanto de la importancia de la estética de las ciudades para atraer al turismo, llama la atención que la localidad chiclanera tenga de manera casi permanente sus tres accesos al centro urbano afeados por las obras.

El peor tramo, sin duda, es el que lleva a los conductores del polígono Pelagatos y su nueva rotonda de acceso, a La Hoya y la Avenida Reyes Católicos. Circular por allí es hacerlo por una zona devastada por las obras, ya que los trabajos incipientes del tranvía, (ahora paralizados), y los de la urbanización anexa de Huerta Mata, han convertido esta vía en una carretera difícil para circular.

Los propios comerciantes de la zona se quejan. En los recintos industriales es imposible divisar a veces las indicaciones para vehículos, y quienes practican deporte en la zona, deben someterse a los antojos de un tráfico salvaje y poco regulado.

Rotondas provisionales que se eternizan en el tiempo y cuyos interiores no cuentan con jardinería, cartelería del proyecto del tranvía y baches en el asfalto son algunos de los elementos indispensables desde hace años en esta zona de Chiclana.

Ni siquiera los intentos de señalizar por obras la zona ha tenido éxito. Basta comprobar la entrada que la pista de atletismo de reciente construcción tiene, más propia de un país en desarrollo que de una ciudad occidental.

Mención aparte merece también el acceso a Chiclana por la carretera de Medina y Los Barrancos. Conducir desde la autovía A-48 para entrar a la ciudad por este punto se convierte en un suplicio. Muchos conductores se quejan de la falta de arcenes y de la presencia más que constante de peatones que ponen en riesgo su vida. Tampoco hay un atractivo turístico (escultura o rotonda embellecida), como sucede en otras localidades del entorno, que invite al visitante a alegrarse de llegar a la localidad.

Y por último, en el acceso por la Avenida del Mueble para los conductores que proceden de la autovía de San Fernando, la situación es similar. Aunque las mejoras viarias introducidas en los últimos meses (incluida la iluminación) han adecentado la vía, lo cierto es que las obras del tranvía siguen presentes, y apenas una valla publicitaria de dudoso gusto da la bienvenida a quienes llegan a Chiclana.

Estos accesos poco recomendables son por los que transitan a diario miles de conductores. No en vano una gran parte del turismo que recibe la localidad llega hasta ella en coche.

Los hoteleros se han quejado en alguna ocasión de la falta de señalización. Curiosamente el Ayuntamiento está reduciendo la señalética, muy confusa. Pero Chiclana necesita un toque de atención estético para dejar de ser una ciudad sin vistas, al menos en sus accesos.