Sierra

Espera y Bornos se despiden por todo lo alto sus fiestas, caracterizadas por la austeridad

ESPERA. Actualizado: Guardar
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Han apurado los últimos días de fiesta. Espereños y bornenses disfrutaron ayer de sus respectivas ferias y ambos recintos, el primero de ellos urbano, se llenaron de vecinos y visitantes sobre todo durante toda la tarde. Pese a que la situación económica ha restando tirón a ambos eventos, los vecinos han aprovechado cada momento de estas celebraciones y los jóvenes las han convertido en el centro de la movida serrana este fín de semana.

La feria de día fue la protagonista de los últimos compases de las dos ferias. En Bornos el día comenzó con la apertura de la exposición y venta de ganado. Por la tarde tuvo lugar una actuación de payasos en la caseta municipal, dirigida al público infantil. Además, también se sucedieron un concurso y una exhibición ecuestre, las actuaciones musicales y la entrega de trofeos.

El Ayuntamiento bornense ha suprimido este año el tradicional lanzamiento de fuegos artificiales para clausurar la celebración, una medida que se ha aplicado para reducir el coste de la Feria. En Espera tampoco se clausuró la Feria del Cristo de la Antigua de ete mismo sino que el protagonismo absoluto se lo llevó el traslado del Cristo de la Antigua a su Santuario.

Cientos de vecinos lo acompañaron en el regreso a su templo tras una semana en la parroquia Santa María de Gracia. El pueblo se volvió a volcar con su imagen más venerada.