LA PARCELITA

ENSAYO GENERAL

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Lo de la Feria de las Libertades o como quiera que se haya llamado lo que se celebró la semana pasada en el muelle es un preludio de lo que nos preparan para el próximo año. A la vista de lo que estamos viviendo, la mayoría de esos proyectos ampulosos poco a poco van cayendo en el más plácido de los letargos y, queramos o no, todo va quedar en agua de borrajas. Se instalarán unas casetas ya sea en el muelle, en San Antonio o en Catedral, que venderán lo mismo pero, eso sí, con diferente disfraz. En el muelle se vestirán de marineros, en Catedral de fenicios y en San Antonio de época pero venderán los mismos caramelos, las mismas chacinas y las mismas baratijas. Al final todo se va a reducir a montar grifos de cerveza con tapas más o menos repetidas y sus correspondientes mesitas donde se podrán degustar las 'papas asás' que tanto proliferan en los carromatos de feria ¡Qué pena! Todas nuestras ilusiones para el Doce se van a reducir a eso. A una o dos ferias, algún concierto en las plazas, y a mal comer o mal beber en esos chiriguitos improvisados. ¿Para eso hacen falta tantas comisiones? ¿Para eso hacen falta tantos nombramientos y tantas reuniones? ¿Y los proyectos? Culpar ahora, otra vez, a la crisis, es lo más fácil. Nunca, y digo bien nunca, se creyó en el Bicentenario. Nunca se quiso traer el tren de alta velocidad. Nunca se quiso arreglar la Plaza de Sevilla. Nunca se facilitó la construcción del Hotel de Valcarcel. Así podríamos seguir mucho tiempo negando proyectos que nunca interesaron y ahora, mucho menos.