Una oportunidad para 'La Aurora'

María y Antonio levantan sus brazos, como cada mañana, al ritmo que les marca su monitora. Estos dos ancianos forman parte de los 28 mayores que padecen alzheimer, y que pasan sus días en las instalaciones que la Asociación de Enfermos de Alzheimer 'La Aurora' gestiona en el parque Huerta Rosario de Chiclana.

La entidad, que acumula ya casi doce años trabajando en la localidad con pacientes de esta patología tan dolorosa para los enfermos como para sus familias, espera como agua de mayo el traslado a unas instalaciones más amplias, modernas y efectivas, que les permita aspirar a ser uno de los colectivo beneficiadas por el régimen de la Ley de Dependencia, e incrementar así el número de personas que atienden.

Juani Aragón, su presidenta, explicaba ayer a este medio que llevan más de un año y medio esperando dicho traslado. «Las instalaciones ya están terminadas en la parcela de Los Gallos junto a la de Afanas, pero todavía no hemos podido mudarnos», asegura.

En efecto, el anterior equipo de Gobierno puso en marcha la construcción del equipamiento, pero las obras están concluidas y sin embargo el edificio no ha sido recepcionad ni amueblado.

A finales de 2009, el entonces alcalde, José María Román, visitaba las obras en compañía del expresidente de Diputación, Francisco González Cabaña. Los planes eran finalizar las obras en 2010, como de hecho ocurrió, y poner en marcha de inmediato el centro. De momento el edificio levantado en una parcela de 3.151 m2 por casi un millón de euros sigue sin ocuparse. Las instalaciones están sufriendo incluso los desperfectos propios de su tener utilización, y el medio centenar de pacientes y los quince trabajadores para los que tendría cabida, siguen sin poder utilizarlo.

Juani Aragón considera que La Aurora «merece trasladarse a Los Gallos después de tantos años de espera». Cabe recordar que los pacientes de esta entidad llevan cuatro años ubicados temporalmente por el Ayuntamiento en una nave del parque Huerta Rosario.

En estos momentos, según su presidenta, las subvenciones públicas que reciben también son «mínimas»; y es que el colectivo subsiste con una decena de personas en plantilla y «una enorme ilusión, esfuerzo y ayuda de los voluntarios».