Sociedad

Los 17 cañones de 1810 encontrados en el puente Zuazo están listos para exhibirse

Tan solo queda aplicar una protección específica para metales de forma que no haya problemas para su exposición en el exterior

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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Más que una casualidad. Como si el destino los hubiera resguardado a la espera de que llegara una fecha clave, porque lo que más llamó la atención de los 17 cañones que se encontraron en las inmediaciones del puente Zuazo, gracias a las obras del tranvía, fue precisamente que se realizara el hallazgo en 2009, en medio de los preparativos para la conmemoración del Bicentenario de Las Cortes. Y entonces del fango surgieron estas piezas fechadas precisamente en la época napoleónica, armas de una batalla con aires de democracia. Testigos directos de todo lo que se está dando a conocer sobre la historia gaditana.

Los resultados se recogen ahora que los cañones ya están prácticamente listos para que sean los ciudadanos los que disfruten de la historia que guardan. Aquella que habla de la otra cara del Bicentenario. La que se aleja de las palabras y presenta la crueldad de una batalla. La que cambia el aire de libertad por el olor a pólvora y un humo blanco de pequeñas nubes que anunciaban la posición del enemigo.

Tras dos años, la empresa adjudicataria de la restauración de los 17 cañones y dos bolas halladas durante el movimiento de tierra que se estaba realizando con motivo de las obras del tranvía en la zona del puente Zuazo, ya ha culminado el tratamiento para la recuperación y mantenimiento de las piezas.

Los cañones fueron encontrados el 7 de septiembre de 2009 y presentaban un avanzado proceso de corrosión debido al tiempo que pasaron bajo el agua. Tras permanecer un corto periodo de tiempo en las instalaciones de la dirección de la obra del Tranvía y con el asesoramiento del Centro de Arqueología Subacuática (CAS) de la Consejería de Cultura, fueron trasladados a las instalaciones de Aula3 Actuaciones Integrales Sobre el Patrimonio, empresa adjudicataria del tratamiento necesario para frenar el estado de degradación.

La restauración ha consistido en la aplicación de una serie de tratamientos que comenzaron con la limpieza mecánica de las piezas. A continuación y durante 14 meses se ha efectuado un tratamiento electrolítico para obtener la estabilización y consolidación del metal. Al tratarse de piezas de hierro de procedencia subacuática estos tratamientos han debido estar especialmente controlados de forma continuada, garantizando su conservación.

Las siguientes pasos del tratamiento han consistido en la neutralización, con un lavado con agua desmineralizada de cada pieza para eliminar cualquier posible resto de los productos químicos utilizados para su estabilización; eliminación de restos de concreción mediante una segunda limpieza mecánica e inhibición de la corrosión, para lo que se ha usado un producto no tóxico que neutraliza la corrosión modificando la superficie y convirtiéndola en una capa inerte y estable.

Actualmente queda pendiente la aplicación de una protección específica para metales que confiere a los cañones propiedades de fácil limpieza y antigraffiti. Una vez terminado el proceso, los cañones podrán exhibirse en exteriores sin que exista riesgo de deterioro de los mismos.

Caballero Zuazo

El origen de estas piezas está probablemente relacionado con la Batería del Caballero Zuazo, aledaña al puente, donde se construyeron diversas defensas a finales del siglo XVIII, que adquirieron protagonismo en 1810 con la llegada de los ejércitos napoleónicos.

De esta manera, los cañones cobran relevancia por su importancia histórica y por lo que significan para la conmemoración de una fecha vital para el desarrollo de la provincia. Porque el Bicentenario va más allá de una serie de actos y eventos públicos, se trata de generar una economía alrededor de la efeméride con la recuperación del patrimonio cultural y su puesta en valor de cara al turismo.

De ahí la importancia de estos cañones que sirvieron para la defensa de la zona y que se convirtieron en la frontera de una España que se convirtió en una isla, que habló con acento gaditano y que se convirtió en un pequeño reducto de libertad. Es el motivo del interés que han suscitado y sobre todo de la apuesta decidida por parte de las administraciones para llevar a cabo su restauración desde el primer momento. Y ello a pesar de la alta inversión que se debía hacer para lograr un resultado óptimo de unas piezas que estaban bastante degradadas. Los trabajos han sido financiados por la Consejería de Obras Públicas y Vivienda con 138.313 euros, y será Cultura la que determine su destino definitivo.