Sociedad

'El Padrino' español

'Casper' bosteza cada vez que le detienen. Diez arrestos y solo tres años de cárcel... Ahora está acusado de robar a narcos haciéndose pasar por policía. Junto a la cama, tenía billetes de 200 euros, relojes de 12.000 y medio centenar de pares de zapatos de lujo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Finales de los 90. Bar del centro de Madrid. Un cuarentón de 1,74 de altura, andares pausados y semblante relajado se acoda en la barra. Luce espaldas anchas y rotundo bronceado. Se diría que es estibador en cualquier puerto de España. Pero viste chaqueta Belstaff, pantalones de corte italiano, zapatos de punta cuadrada y un reloj de miles de euros. Pide una caña. Saca un cigarro y lo enciende con un mechero de oro. Tras él llegan dos chavales. Se sientan en una mesa y piden otras dos cañas. El fornido cuarentón se bebe la suya de un trago. Llama de nuevo al camarero y saca un billete. «Cóbrese de aquí y dígale a aquellos dos señores que están invitados».

Los dos señores se quedaron helados. Los dos señores eran guardias civiles de paisano en misión de vigilancia. Y el fornido cuarentón no era otro que Ángel Suárez Flores, alias 'Casper'. O 'El Loco'. O incluso 'El Padrino', como gusta de ser llamado el delincuente más escurridizo de España. La pareja de agentes lo seguían. Y 'Casper' no tardó en calarlos. Lógico en alguien acostumbrado a utilizar equipos de radio con frecuencia para rastrear emisoras policiales, habituado a comunicarse mediante transmisores con secrafonía, a usar hasta diez móviles y a dar siempre tres vueltas en cada rotonda para delatar a cualquier coche policial K (camuflado). «Ha utilizado medios que yo no he tenido nunca al alcance», confiesa el jefe de la Brigada Central de Crimen Organizado, Andrés Diéguez.

«No importa lo que gastemos, sino lo que consigamos», es uno de los lemas de 'El Padrino'. Un broker del delito. La escena del bar encajaría a la perfección en cualquier cinta de Tarantino o Scorsese. Pero no es ficción. Una década después, todavía la recuerdan los dos sabuesos protagonistas. Así se las gasta 'Casper'. Y a sus 52 años tiene cuerda para rato. Aunque no precisamente ahora. Desde hace dos semanas no puede hacer mucho más que machacarse a flexiones y 'abdominadas' en su celda de la cárcel madrileña de Soto del Real. La Policía ha vuelto a echarle el guante. Su nuevo delito y el de los 21 integrantes de su banda, asaltar a narcotraficantes haciéndose pasar por policías. Droga fácil, sin riesgo de aduanas, alijos intervenidos ni gastos en el transporte desde Sudamérica. 'Casper' había amasado ya una fortuna de 50 millones de euros.

'El Padrino' (dicen que le encanta imitar a Don Vito Corleone con frases como 'qué puedo hacer por ti' e incluso emulando su voz) sabe muy bien lo que es ir esposado. Pero no le importa. Hace dos semanas observaba entre divertido y ausente cómo la Policía sacaba fajos de billetes de 200 euros de los cajones de su lujoso chalé de Majadahonda; cómo los investigadores inventariaban relojes de 12.000 euros; cómo filmaban un ropero con medio centenar de zapatos de diseño y otros tantos trajes; cómo sacaban de su garaje un Audi Q7 y dos BMW. Mientras, 'Casper' bostezaba.

Tres sonados golpes

Desde la década de los 80 ha pasado por el calabozo en una decena de ocasiones. Tráfico de drogas, contrabando, posesión de armas, asaltos a bancos... Tan activo como escurridizo. 'Casper' siempre está muy pocas temporadas a la sombra. O la pena que le cae es muy escasa, casi siempre por la ausencia de pruebas concluyentes, o sus caros abogados acaban logrando tempranas libertades bajo fianzas millonarias (Oskar Zeir, un afamado penalista madrileño y también defensor de Ginés Jiménez, el polémico y oscuro 'sheriff' jefe de la Policía Local de Coslada, es uno de sus letrados habituales).

Suárez Flores parecía desaparecido desde el cambio de siglo. Fue entonces cuando se convirtió en enemigo público número uno y primer objetivo de las Fuerzas de Seguridad por tres sonados 'golpes'. En 1998 dio el que sigue siendo el mayor robo con butrón perpetrado jamás en un banco. Cinco millones de euros volaron de una sucursal de Yecla. Reventaron 90 cajas de seguridad en minutos. «Que entraron es evidente; pero no sabemos cómo lo hicieron», admitió entonces la policía. Ni una huella, ni un arañazo fuera de lugar tras perforar hormigón y acero con taladradoras Hilti de cabeza de diamante. Como si los fantasmas de 'Casper' hubieran atravesado las paredes.

La banda hasta se permitió el despilfarro de dejar 240.000 euros abandonados porque se mojaron. El resto del dinero no ha aparecido. «Abrías una caja y caían volando billetes a montones. Eso sí que fue una Nochebuena y no las que pasan ustedes», cuenta un policía que bravuconeaba 'Casper' tras ser arrestado. No fue condenado ni a tres años de prisión.

Un año después, Ignacio Rocha, un pistolero de su banda, disparó en el pulmón al oscuro abogado Emilio Rodríguez Menéndez. Laura Fernández, entonces esposa del letrado, fue condenada por encargar el crimen frustrado. 'El Padrino' se fue de nuevo de rositas: el Supremo le impuso 'solo' un año de cárcel por encubridor. El salto definitivo a la 'fama del hampa' de Suárez Flores y los suyos llegó en 2001. Entraron tan campantes en el domicilio de Esther Koplowitz, en el Paseo de la Habana de Madrid, y salieron con 17 cuadros de gran valor. Fueron detenidos y las obras de arte recuperadas. Pero de nuevo la condena de 'Casper' fue una minucia: un año de prisión.

Propinas de 120 euros

«Se esta reorganizando», fue el aviso de los informantes de la Policía hace dos años. 'El Loco' ya planeaba los 'vuelcos' (robos de droga). Preparado para torturar a quien fuera por conocer la ruta de los alijos. Sus chicos cortaron con un hacha un dedo de un pie a un empleado de una empresa de contenedores de Algeciras para hacerle cantar. 'El Padrino' reinaba de nuevo en la noche madrileña, pisando los garitos más de moda, dejando propinas de 120 euros y abriéndose las puertas de todos los locales, recibido siempre al son del dinero con un 'buenas noches, don Ángel'.

Hijo de familia humilde, a Angelito enseguida le tentó el dinero. Dejó Buniel (Burgos), su pueblo natal, siendo un niño. De la mano de sus padres, junto a sus tres hermanos, se fue a Bélgica. Como miles de emigrantes, en busca de un futuro mejor. Pero a Angelito le iba lo fácil. Con 27 añitos ya estaba fichado en Málaga por tráfico de drogas, en una de sus muchas escapadas a España. Y en 1991 puso pies en polvorosa de Bruselas: antes de que un tribunal le endosase 10 años de cárcel por narcotráfico. En la capital belga sigue una hermana suya, dueña de un restaurante.

A 'Casper' le gusta tanto el dinero como las mujeres. Las manda orquídeas. Una flor delicada y difícil de encontrar (como 'operación Orquídea' fue bautizado uno de los operativos contra él). Se ha casado tres veces y tiene tres hijas. Su última esposa, una bellísima rumana, Stela Liliana. La Policía no le quitó ojo ni en su boda. Grabaron el enlace. Stela no es solo su amante. Es otra integrante de su clan. Juntos arrasan, tarjeta de crédito en mano, en la 'Milla de Oro' de la capital. A cambio, Ángel Suárez la usa como testaferro para cuentas corrientes y propiedades. Ambos fueron arrestados en 2010 en un palaciego dúplex de Pozuelo de Alarcón valorado en 900.000 euros. Entre su 'ajuar', 19 diamantes y una tele de 15.000 euros.

Educado y nada violento cuando es detenido, 'Casper' respeta las reglas del juego sucio. No se mancha las manos de sangre. Prefiere ocuparlas contando el dinero. «O me hago millonario o voy a la cárcel mucho tiempo», fue la última apuesta del mafioso, captada en un teléfono pinchado antes de jugarse el cuello robando a narcos. El 'fantasmita' esta vez ha perdido. De momento...