Jaula de oro para Strauss-Kahn

En los escasos diez minutos de coche que separan el piso-franco en el que se alojaba de la casa de lujo que le ha alquilado su mujer, Dominique Strauss-Kahn se distanció el viernes de Bernard Madoff para convertirse en vecino de Robert De Niro, aunque le siga vigilando la misma empresa de seguridad que también garantizó la libertad del estafador financiero.

La nube de periodistas y fotógrafos que le persigue desde que salió de Rikers Island se mudó con él de Wall Street a Tribeca sin que perder el ritmo informativo, salvo por la ducha de una vecina que los echó a manguerazos de su trozo de acera. Strauss-Kahn ha tenido que cambiar los dos pisos que le alquiló su mujer en el aristocrático barrio del Alto Manhattan donde se encuentra el Bristol Plaza por una casa de tres plantas rodeado de estrellas de cine.

No son los Campos Elíseos pero ha salido ganando. Los 50.000 dólares mensuales de alquiler, según 'The New York Post', le ahorrarán la claustrofobia con una sofisticada terraza, sala de cine, gimnasio y más cuartos de baño que habitaciones, 4,5 baños para 3 dormitorios, según dice la información del 153 de la calle Franklin en la página web de www.townrealestate.com. Hasta ayer la página ilustrada con fotos tenía a a venta la mansión que aloja al exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 14 millones de dólares, pero al parecer su propietario ha decidido sacarle partido mientras le sale un cliente.

Según su abogado, el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) está «muy aburrido» debido al arresto domiciliario que solo le permite salir de casa para consultar con su equipo legal, visitar al médico o asistir a servicios religiosos. Sin embargo, ahora que ha encontrado un hogar de lujo en Manhattan su tediosa espera se verá amenizada por algunos de los mejores restaurantes de la ciudad.

Strauss-Kahn, que tiene dos policías en la puerta y está vigilado por un brazalete electrónico y una empresa de seguridad que le cuesta más de 200.000 dólares al mes, tendrá que dar avisar al fiscal seis horas antes de cualquier salida, pero no le faltará luz natural en la casa. Además de la terraza arbolada, hay una enorme claraboya que inunda de luz toda la casa, en una calle de adoquines a la europea que tanto gustan a la elite estadounidense.

Tal es el poderío económico del socialista francés que aspiraba a presidente que la oficina del fiscal neoyorquino ha reforzado su equipo con dos nuevos fichajes. Dos mujeres, poderosas en el banquillo, se han unido a Artie McConnell en el caso, Joan Illuzzi-Orbon y Ann P. Prunty. «Cuando tienes un caso importante de alto perfil quieres traer una buena pistola, e Iluzzi lo es», dijo una fuente de esa oficina a 'The New York Times'. Ambas mujeres han logrado importantes condenas en casos de violación de alto de perfil, pero nunca se han enfrentado a un equipo de abogados como los que puede pagar Strauss-Kahn.

Su víctima, la viuda guineana que le acusa de intento de violación, también ha ampliado su equipo legal con un abogado experto en libertades civiles, Norman Siegel, conocido por su trabajo como asistente del fiscal federal en el caso de Abner Louima, un emigrante haitiano que fue brutalmente sodomizado por un policía en los baños de la comisaría. El agente terminó por dimitir y admitir su culpa, por la que fue sentenciado a 30 años de prisión.