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RIÑA DE NÁUFRAGOS

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Se están dando con los remos en la cabeza, pero sigue sonando a hueco. El pasaje es muy abundante, pero la tripulación escasea. «Débanme el desengaño los pilotos», dijo Góngora, que lo dijo todo.

En lo único que parecen estar de acuerdo los náufragos es en que hay tirar por la borda al tonto del bote, pero Zapatero se agarra a los escálamos. Si exceptuamos a los clavos ardiendo, estos hierros salobres son los de más difícil asidero.

Los remeros son los barones que ahora quieren promover un congreso para sustituirle. El 'lehandakari', Patxi López, que siempre habla claro, ha lanzado la idea: hay que elegir un nuevo líder. No ha fracasado el socialismo como ideario: quienes han fracasado son los socialistas que tenían tan pobre y aprovechable idea de él. Socialistas eran Bertrand Rusell y Besteiro, dos ejemplos de talento y de conducta. Los legítimos vencedores se están pasando un poquito demasiado de euforia. No habría victoriosos si no hubiera derrotados. Quiere decirse que no serían posibles las marchas triunfales de no existir las caravanas de vencidos. No deben ser humillados. El mundo da muchas vueltas, ya que nunca ha sabido quedarse quieto, y el porvenir, que en realidad es un por traer, está en las rodillas de los dioses. Eso decían al menos los griegos. O sea, los remotos antepasados de los que ahora vaticinan la quiebra de un país, si el Parlamento no logra aprobar su enésimo plan de ajuste.

La pelota no está ya en el tejado, sino que está pinchada y ni salta ni bota. El PP desafía al Gobierno a presentar una cuestión de confianza y el PSOE le reta a plantear una moción de censura.

Total, que no nos dejan ocuparnos de Contador, ni de los nuevos fichajes del resucitado Málaga, ni de 'La dama de armiño', uno de los portentosos retratos de Leonado da Vinci, que acaba de llegar a España. Por fortuna para ella esta solo de pasada.