Mariano Rajoy (dcha.), y el líder del PP andaluz, Javier Arenas, ayer, en Málaga. :: JORGE ZAPATA / EFE
Jerez

Rajoy echa las redes entre los colectivos de la Puerta del Sol

El líder del PP defiende que, «en democracia, a los malos gobiernos se les quita con el voto», no con exigencias de un cambio de sistema

MÁLAGA / SEVILLA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Mientras los asesores y la dirección del PP intenta escrutar si el espíritu de la Puerta del Sol, que ya se ha contagiado a muchas plazas de España, es un fenómeno coyuntural o si, por el contrario, su fecha de caducidad no coincidirá con las elecciones de este domingo, Mariano Rajoy ha ordenado que ninguno de sus candidatos se sienta aludido por el «no les votéis», que es uno de los lemas de este movimiento de indignados. Tampoco quiere oír ni hablar de esas teorías conspirativas que alientan algunos dirigentes de su partido sobre la posibilidad que la mano que meza la cuna en estas concentraciones sea la del PSOE.

Rajoy, curtido en amargas derrotas 'in extremis' por circunstancias ajenas a la política, no tiene intención alguna de dejarse llevar por cantos de sirena que varíen su estrategia, es decir, hablar esencialmente de crisis económica y desempleo. El máximo dirigente popular demostró ayer en sus mítines en Málaga y Sevilla que pese a la distancia que le separa de la Puerta del Sol de Madrid, epicentro de las protestas, tiene los oídos abiertos a lo que allí se cuece.

Sin referirse de forma directa a la asamblea de indignados que dirige a estos colectivos, Rajoy puso el acento en que «en democracia, a los gobiernos que no están a las altura se les quita». Por eso pidió a los descontentos «un voto decidido y valiente» para acabar con «los malos gobiernos», a su juicio, los socialistas, o para «respaldar a los gobiernos que cumplen (en alusión a los del PP)». «Esa es la regla del juego en democracia», sentenció.

Desesperanza y paro

A los jóvenes que llevan días clamando contra los políticos en general, el jefe del principal partido de la oposición les aseguró que los principales enemigos del PP son «la desesperanza y el paro». Otros, añadió en alusión al PSOE, se han quedado estancados en el «mensaje del miedo y de la derecha».

No renuncia, por lo tanto, a pescar adeptos entre los desencantados ni entre los indecisos, aunque sin entrar en la batalla de los reproches. ¿Su aval? Los cinco millones de puestos de trabajos que, según enfatizó, creó el PP durante los ocho años de gobiernos de José María Aznar.

Rajoy ve a José Luis Rodríguez Zapatero y al PSOE en la UVI, pero quiere evitar una recuperación milagrosa en la sala de operaciones que pueda llegar desde las plazas españoles con transfusiones de ánimo. Por ello insiste en sus mítines en que el PSOE se «ha divorciado de los españoles» y que hay que ser «infinitamente generoso» para apoyar a los socialistas porque «han fallado a sus bases y han engañado a la gente».

Efecto Sevilla

Si Castilla-La Mancha es la madre de todas las batallas en el ámbito autonómico, una mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento de Sevilla, unida a la derrota de los socialistas en Barcelona, daría a los populares la vitola de vencedores el próximo domingo.

Rajoy puso toda la carne en el asador en Sevilla y ante más de 4.000 entusiastas no dudó en «botar» cuando el público se lo pidió y encima prometió que pagará la deuda que tiene el Gobierno central, «aunque yo no haya sido el responsable».

Hace siete años, cuando Rajoy daba sus primeros mítines en Andalucía como líder popular, el ambiente era frío. La gente añoraba la garra de José María Aznar. Todo eso ha cambiado. Los andaluces, al menos por lo visto en el acto de Sevilla, ya están en sintonía con su líder al que vitorean sin cesar. Y si eso es importante de cara al 22-M, más lo será aún cuando lleguen las generales, ya que Andalucía, con ocho millones de habitantes, es un territorio clave para llegar al palacio de la Moncloa.