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COSAS POR HACER

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El temible presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, ha reconocido que España ha hecho muchos esfuerzos por adaptarse a la nueva situación calamitosa, pero aún le quedan muchos más por hacer si desea superar las futuras calamidades. A don Jean-Claude, si dimitiera de su altísimo cargo, le podían contratar de desanimador de cualquier orquesta. Siempre acompaña a sus buenos augurios con pésimas noticias, salvo en los casos en los que invierte los términos y son malas las noticias que anuncia con antelación a las esperanzadoras profecías. ¿Cómo podrá dormir este hombre asediado por guarismos desleales? Basta conocer a algunos directores de pequeñas sucursales bancarias para hacerse cargo de las preocupaciones de este señor al que siempre que le retratan aparece con una de sus manos en la cabeza. Está convencido de que abandonar el euro sería algo absurdo, pero es necesario que nosotros nos vayamos acostumbrando a ver esas monedas con mucha menor asiduidad. Dicho de otro modo: para remontar la penuria colectiva hace falta que cada uno de nosotros sea más pobre. Un programa de festejos bastante jodido. Hemos hecho muchos sacrificios -sobre todo algunos- pero nos quedan muchos más que hacer a todos.

Hay que ponerse manos a la masa encefálica de los expertos en economía. Por fortuna, no nos meten prisa, ahora que el verano se viene encima y van a reaparecer las sardinas, de níquel y de sombra, y José Tomás, de grana y de oro. La vida sigue, pero como está cada vez más achuchada, no vamos a poder seguirla desde cerca. Esto va para largo y no hay que correr, que es peor. Quienes siempre hemos obedecido a la ley del mínimo esfuerzo, incluso los vagos frustrados que hemos trabajado toda la vida, sabemos que la pereza es lo último que nos queda del paraíso. Una gloriosa planta que debió de crecer al lado del célebre árbol del bien y del mal. Lástima que no pueda cobijarnos a todos. Tenemos que espabilar. Hay mucho que hacer y el día de mañana es hoy, a media tarde.