TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

TEÓFILA MARTÍNEZ, VALGA LA REDUNDANCIA

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Es la alcaldesa por excelencia. En Cádiz-Cádiz se le perdona todo. Incluso que siga sin vivir en Cádiz. ¿Imaginan qué ocurriría con un alcalde del PSOE que viviera en Camposoto o en el río de San Pedro? Teófila Martínez va camino de veinte años al frente de la alcaldía y nadie le reprocha que sigua durmiendo a diario en El Puerto para los amigos.

¿Quién va en la candidatura electoral de Teo? ¿Y a quién le importa? Ella lo es todo, el hada madrina, la conseguidora, la que conoce tu nombre y el de tu hija, la que te pregunta cómo está de las amigdalitis o si ha conseguido una paguita del SAE.

Cualquiera que quisiese arrebatarle la alcaldía de Teófila, tendría que partir de la base de que no sólo es una de las mejores alcaldesas de Cádiz sino una de las mejores alcaldesas, simple y llanamente. De este país y de la historia. Quien quiera arrebatarle la primacía y el mando en plaza, tendrá que realizar dicha genuflexión intelectual porque lo que no puede soñar es con arrebatarle al electorado acusándole de haber estado haciendo el carajote desde 1995.

Tiene dos problemas, eso sí. El primero es la oposición, que no se cree en absoluto que pueda derribarla. Todos se plantan ante ella como David frente a Goliath, pero sin la más mínima esperanza de que logren darle con el tirachinas en un ojo. Sobrado de prestigio y conocimiento público, Rafael Román, al frente del PSOE, hizo un papel digno, pero quedó siempre como Cliff Richard en la Eurovisión de la Plaza de San Juan de Dios. Marta Meléndez no lo ha hecho mal, a pesar de que sus detractores, sobre todo internos, no daban un duro por ella. Se ha fajado calle por calle y casa por casa y si le dieran tiempo, en unos cuantos meses, lograría ser tan conocida como Vicente Sánchez, Ignacio Romaní o Antonio Castillo. O Sebastián Terradas.

La Teo es mucha Teo, como su propio nombre indica. Su segundo problema estriba en que no se contenta con ganar, quiere arrasar. Ella no es una pleamar, sino que tiene vocación de tsunami. Después de dieciséis años imbatida en propia puerta, no se limita a obtener una simple victoria sino a batir su propia marca que en los dos comicios locales anteriores había situado en un 60 por ciento del electorado. Ella busca una masacre electoral, no una victoria. De ahí que se pase tres pueblos en la propaganda, aunque el PP se esté dejando una pasta gansa en publicidad en todas partes. Seguro que se trata de un mensaje de austeridad al electorado en estos tiempos de crisis: a Juan Antonio Zoido, su candidato por Sevilla, sin ir más lejos, se le conocen ya nueve carteles distintos.

Así que a Teófila no le basta con un paseo militar, con una victoria a lo grande como va a ser la del próximo domingo. Ella busca una redundancia, un más difícil todavía, un resultado histórico, que haga parpadear en su tumba a don Ramón de Carranza. Si no, no se explica que no contenta con llenar de carteles del PP la carretera industrial, haya tenido que retirar un jartón de banderolas de la avenida, por imposición de la Junta Electoral ante la lógica denuncia del PSOE. Tampoco se explicaría, a senso contrario, que en los chirimbolos que ha puesto en el Palillero, compare la situación actual de la ciudad con la que supuestamente dejó el PSOE incorporando fotos de los años 60. Así que no datan de la época de Carlos Díaz sino que el carbono 14 puede remontarse perfectamente a los tiempos de Jerónimo Almagro Montes de Oca, aquel célebre falangista, manco y devorador de langostinos, cuando no había socialistas todavía ni en Alcalá de los Gazules.

Aquí en Cádiz no es que la izquierda se quede en casa cuando le sacan brillo a las urnas. Es que van a votar, pero la votan a ella cuando en las generales o las autonómicas votan a los socialistas, aunque vaya usted a saber a quién votarán en las próximas elecciones.

¿Realmente le es necesaria tanta sobreactuación para sacar de calle las próximas elecciones? Es la única candidata del PP que no habla malamente de Zapatero, porque puñetera falta que le hace. ¿A qué viene entonces esa afición a inaugurar cada dos por tres el árbol del Mora o de la Alameda? Incluso ya inaugura hasta primeras piedras, como la del eterno Museo del Carnaval. Cualquier día de estos coloca un cartelito en las cuevas de María Moco: Con el Ayuntamiento de Cádiz, si, vámonos que nos vamos.

La gente le vota porque se ha acostumbrado a ella. Y porque no hay nadie que de tanto juego en nuestra particular casa del Gran Hermano. ¡Cuánto nos aburriríamos sin Teófila! ¡Y cuánto nos aburre que no haya ningún partido que se tome en serio la delicada misión de derrocarla!.