Tres chicas se refrescan con la bebida que más se consume en la Feria. :: ESTEBAN.
Jerez

El rebujito reina en el Real

Las casetas superan la crisis de los primeros días gracias al calor y a la mezcla de Sprite y fino con mucho hielo Las altas temperaturas consiguen que las ventas de la típica bebida refrescante suban

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Nada mejor que un buen rebujito con mucho hielo para soportar las calurosas jornadas que se pueden llegar a vivir en el recinto ferial por estas fechas. Un ejemplo de ello -y sin ir más lejos- fue el pasado lunes cuando las temperaturas alcanzaron los 31 grados al sol y que ascendieron muy por encima de esa cifra en el interior de las casetas. Un día que animó a que los visitantes consumieran grandes cantidades de la citada bebida refrescante, compuesta por la mezcla de Sprite y fino.

Y no es de extrañar -entre las aglomeraciones, el barullo, la juerga, los que se arrancan por sevillanas, y el ambiente animado en general- que el termómetro subiera más aún en los espacios reducidos, creando un ambiente que los jerezanos conocen de sobra y que han aprendido a sofocar sofocar aún mejor.

Parece ser que la clave en este tipo de circunstancias está en ingerir alimentos bajos en grasas, hidratarse de forma continua y hacer uso de abanicos y otros utensilios altamente útiles en dichas circunstancias para que el aire siga fluyendo alrededor de los feriantes.

Por todo ello, el rebujito volvió a reinar en el Real, ayudando a que se reanimen las ventas que hasta entonces estaban «algo más que flojitas», según comentó el encargado de la caseta de La Hermandad del Rocío, Nicolás Benítez, porque en el par de días que llevan abiertos han tenido pérdidas de «hasta un millón de las antiguas pesetas».

Las ventas

En estos momentos se respira el cambio de ciertas costumbres que se han visto afectadas negativamente por culpa de la crisis y que mantiene a los caseteros en vilo, con la esperanza de que a partir de hoy miércoles los visitantes se animen un poco más.

Y es que, «en tiempos de gloria» (lo que viene a ser hace ya tres años) las gambas, los langostinos y las cigalas «volaban; salía un plato detrás de otro» y sin embargo ahora el presupuesto de la mayoría que acude para consumir se reduce «a la mitad de la mitad», alimentándose a base de tortillas y pimientos.

Ayer el menú se analizaba con lupa, se miraban los precios hasta tres veces para no superar el importe establecido, y es que el presupuesto destinado a la juerga tiene que durar hasta el viernes, mientras que en otras épocas «solo señalaban rápidamente lo que querían, sin pensárselo demasiado».

Manuel Barea, encargado del Bar Juanito en el recinto ferial, comentó que del jamón han pasado a servir revueltos varios, alcachofas y atún encebollado, lo que viene a ser «unos 50 o 100 euros menos por cada 200 euros que se gasta un grupo de personas».

Otras formas de ahorrar están siendo las de acortar la semana, acudiendo a partir del miércoles o jueves, o pisando la Feria más tarde de lo normal, a partir de las 17.00 horas en adelante, «cuando cierran los negocios del centro».

Los visitantes también han notado la diferencia en cuanto a calidad y cantidad. María Verano, jerezana y enamorada de la fiesta, acude a la cita anual sin faltar ni un solo día. En esta ocasión su menú en una de las casetas le ha salido «mucho más barato» pero «no había pescaíto, por lo que nos atraen con un precio más económico pero con menos 'chicha'».

Un efecto directo de la época de vacas flacas que vive la sociedad española actual y que repercute directamente a todos los negocios a nivel nacional y en este caso en concreto a los caseteros, que actúan como los segundos principales protagonistas de una fiesta que se vive al cien por cien en todas las ocasiones. Incluso en esta. Porque, como bien dijo ayer Nicolás Benítez, de la caseta del Rocío, «la esperanza es lo último que se pierde». Por ello, los empresarios tienen su mira puesta en los días grandes, con la fe y confianza de que la cosa mejore.