Sociedad

No es tiempo de vacaciones Viajes cancelados. Buscan cultura e historia. Pero los japoneses no están ahora para hacer turismo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Son educados, silenciosos, puntuales y dan propina». Así pinta a los turistas japoneses la mirada experta de Pablo García Moya, que ejerce su oficio de guía en Cuenca, una ciudad-monumento que las agencias niponas empiezan a incluir en su tour por España, un combinado clásico Madrid-Barcelona con alguna escapada a Granada y Sevilla.

Un total de 332.697 turistas japoneses visitaron nuestro país en 2010, según datos de la Secretaría de Estado de Turismo. Sin embargo, las consecuencias del terremoto del pasado 11 de marzo en Japón, donde 13.116 personas murieron, 14.377 siguen desaparecidas y los daños alcanzan ya los 218.376 millones de euros, se están empezando a sentir en el sector turístico español. «Hemos cancelado un 30% de nuestras reservas en las últimas semanas», dice una empleada japonesa de Viajes Frontia, agencia especializada en organizar programas para turistas nipones. «Y yo he perdido la mitad de mis grupos de japoneses», se duele el guía García Moya. «No es que mi empresa vaya a cerrar, pero esta situación nos causa un fuerte perjuicio», añade.

Aunque su número representa un pequeño porcentaje entre los 52,7 millones de turistas que llegaron a España en 2010, los japoneses son, en proporción, los que más dinero gastan. Nada menos que 230 euros por persona y día. Muy lejos de los 89 euros diarios que se deja de media un alemán o de los 84 euros de un inglés. Este dispendio se explica en parte por la costumbre japonesa de llevar presentes y regalos (zoto, omiyage) a amigos y familiares tras un viaje. Y por la pasión que profesan por el lujo, pasión que les lleva a visitar las firmas internacionales de moda en España (Loewe es un clásico) donde compran más barato que en su país.

Además son una bicoca para guías y hosteleros, muy lejos de los ácratas estándares hispanos. «La mayoría son personas mayores (Japón tiene la tasa de envejecimiento más alta del mundo) que cumplen un sueño y que saben apreciar y reconocer lo que ven. Son muy inquietos y dinámicos. No pierden el tiempo. Llevan su pinganillo en la oreja y se dedican a tomar fotos en un radio de acción de 20 metros, sin perderse ni ocasionar retrasos», precisa el guía conquense.

Según un informe referido a Madrid elaborado por el Instituto de Estudios Turísticos, cada viajero japonés gastó de media 2.130 euros durante su estancia en la capital. Japón es el cuarto país del mundo que más dinero dedica a hacer turismo, después de Alemania, EE UU y Reino Unido. En 2007, la inversión de los japoneses en sus vacaciones en el exterior superó los 3,2 billones de yenes (unos 26.800 millones de euros).

Blanco para delincuentes

«Habremos de esperar a finales de abril para conocer la incidencia real del terremoto entre los turistas japoneses. No obstante, se puede decir que ya habido cierta disminución y tememos una caída importante», concede Beatriz Esteban, subdirectora de la Cámara de Comercio de Madrid. Malas noticias después de que 2010 lograse invertir la tendencia descendente de los turistas japoneses en España. En 2009 apenas nos visitaron 228.000, lejos de los 400.000 de 1998, el máximo histórico hasta la fecha.

Sabedores de la vital importancia de contar con los japoneses, la Cámara de Comercio, junto al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid, habían armado una campaña, el 'Plan Japón 2008-2011', para atraerse a turistas y empresas niponas. Numerosos edificios del Madrid antiguo lucen ya placas en su idioma y en las recepciones de los hoteles pueden hacerse con la vip-pack, una guía de compras en su idioma y una lista de 500 establecimientos donde los ciudadanos del Imperio del Sol Naciente reciben un trato preferente, con descuentos y ventajas específicas. «Una de nuestras preocupaciones ha sido su seguridad. Vienen de un país muy seguro y aquí eran un blanco fácil», revela Beatriz Esteban. «En general, el japonés es un turista muy satisfecho con España, salvo en dos aspectos que pondría por debajo de la media: la seguridad ciudadana y las infraestructuras y servicios públicos», confirman las encuestas turísticas.

Los japoneses que nos visitan suelen ser parejas mayores, con alto poder adquisitivo, que viajan a España fuera del periodo veraniego y huyen del tópico de sol y playas. Tal vez porque el destino favorito de los japoneses sea Hawai, más cercano. «Los que llegan a España son visitantes culturales», dice la guía japonesa de Viajes Frontia. «Quieren integrarse en el paisaje y en la historia de España. En Madrid visitan El Prado (son, tras los estadounidenses, los extranjeros que más acuden al museo), la Plaza Mayor y el Madrid de los Austrias. Algunos se acercan a La Mancha, a Campo de Criptana, para ver los molinos con los que batalló Don Quijote. En Barcelona visitan la Sagrada Familia y toda la obra de Gaudí, como La Pedrera o la Casa Batlló. Gaudí es un auténtico icono en Japón. Luego pueden completar su semana de estancia con una excursión a Sevilla, Granada o Córdoba».

Buscan lo auténtico

«A los japoneses les gusta lo auténtico y lo persiguen por todo el mundo», precisa el escritor Fernando Iwasaki, peruano de origen japonés y responsable de la Fundación Cristina Heeren, dedicada a la defensa y enseñanza del flamenco, «una música del mundo». Música que enganchó a la tokiota Akiko Tomoshige, que mantiene abierta una academia de flamenco en Bormujos, a la vera de Sevilla. «Los japoneses somos una raza muy curiosa, estamos abiertos al mundo y tenemos una sensibilidad cultural muy amplia. En mi país, Gaudí y Picasso son muy conocidos. Mis paisanos sueñan, o soñaban, con conocer España. Hoy, es obvio, nadie piensa ya en vacaciones», se lamenta.

En Ávila, a donde llegan en pequeños grupos, los seguirán esperando con los brazos abiertos. «Son la bomba, increíbles», se ufana Luis San Juan, un cocinero valenciano que les da de comer en El Coto de San Juan, un local con azulejos, maderas nobles y toneles de vino. «La mayoría son mayores, supereducados y no paran de tomar fotos a los platos, a los camareros y al local. Vienen con un menú ya concertado: sopa o revuelto castellano a base de huevo, champiñón, setas, bacón y jamón. De segundo, trucha o emperador. Para beber, vino de Valdepeñas o una cervecita. Alguno se atreve con el morteruelo, nuestro paté caliente de caza menor», se esponja San Juan.

Es sabido que los caminos son siempre de ida y de vuelta. En el sentido inverso, confirma Carlos Chevallier, la embajada de Japón en España ha dejado de recibir demandas para visitar el país. «Las consultas han caído drásticamente», dice este asesor. En 2010, nada menos que 44.076 españoles visitaron Japón,. «El número ha ido en aumento desde 2003, cuando marcamos un récord con 15.000 españoles de visita en Japón», concreta Chevallier. Ahora, la marea ha bajado. El tsunami ha dejado a España con la marea baja.