Sociedad

MÚSICA DEL SIGLO XX

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Continuó el ciclo de música de cámara 'Tiempo de cambios', con dos obras, 'Noche transfigurada' y 'Metamorfosis', que representan en cierto modo el fin de una época y una cultura y el principio de otra.

'Metamorfosis' es el canto del cisne de Richard Strauss (1864-1949), ya que se trata de su última obra, que terminó en abril de 1945, poco antes de finalizar la guerra que acabó con el régimen nazi y dejó un país en ruinas. En la última página de la partitura escribió 'In memoriam', palabras que han dado lugar a diversas interpretaciones sobre su significado, ya que podrían referirse a la derrota y caída de Alemania o bien, buscando una explicación mas sencilla, entender que simplemente quiso despedirse de un período de la historia, en el que cambiaba una civilización, en una metamorfosis que afectaba a todos los ámbitos de la cultura, incluida la música. Esta puede ser la causa de que en esta obra, de una belleza extraordinaria, de la melancolía se pasa al éxtasis y del éxtasis a la melancolía, terminando con una grandiosa coda en la que violonchelos y contrabajos reproducen el principio de la marcha fúnebre de la Sinfonía Heroica de Beethoven.

Arnold Schönberg (1874-1951), es considerado como el músico que abrió nuevos caminos a la música del siglo XX, prescindiendo de la tonalidad y, posteriormente, adoptando la música dodecafónica, técnica que consiste en utilizar las doce notas de la gama cromática en un orden determinado, formando variaciones sobre la serie original, si bien 'Noche transfigurada' (Verklärte Nacht) es todavía una obra tonal, composición primeriza estrenada en 1902, no siendo hasta 1907 cuando decide abandonar la tonalidad y algún tiempo después experimentar con el dodecafonismo.

'Noche transfigurada', en su versión original, es un sexteto para cuerdas cuya música se inspira en unos versos de Richard Dehmel, que nos presentan a una pareja que pasea a la luz de la luna y ella le confiesa que espera un hijo de otro hombre con el que mantuvo relaciones antes de conocerle a él, quien, ante esta revelación, decide unirse a ella y aceptar la paternidad del niño. La obra no tuvo buena acogida, en parte porque el tema pareció escabroso a la conservadora sociedad vienesa de la época y, pasados algunos años, el propio Schönberg pediría que se escuchase como música pura, prescindiendo del argumento del poema.

Las dos obras resultan muy complicadas en su ejecución y en este caso The Soloists of London, lograron unas excelentes versiones, que fueron premiadas con prolongados y calurosos aplausos de los asistentes, que llenaron el salón del Centro Unicaja de Cultura.