El pregón destacó por una prosa y un verso muy cuidado y una entonación sosegada. :: A. VÁZQUEZ
Cuaresma 2011

Vera-Cruz se hace verbo en el Falla

Miguel Morgado exalta la Semana Santa en un cuidado pregón con el carácter de la decana cofradía

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ese niño que se preguntaba inocente si se puede olvidar a la Virgen María, ese gaditano que nació bendecido por la Asunción de la Nuestra Señora un 15 de agosto de 1956. Cristiano devoto, cofrade consecuente, hermano mayor de Vera-Cruz y, desde ayer, poseedor del «privilegio más grande que un cofrade puede alcanzar» (como manifestó el pregonero de la Semana Santa del año anterior, José Manuel Romo en su presentación). Ese es Miguel Morgado Conde. Desde las 14.35 horas de ayer, su nombre figura en un histórico sin parangón en el universo cofrade gaditano: pregonero de la Semana Santa 2011. Autor de un pregón de verbo cuidado y exaltación sobria, elegante y solemne. Un texto verde y negro, los colores de Vera-Cruz. La combinación de prosa y verso que culminó con un Teatro Falla en pie y un emocionado Morgado.

Pero antes de que llegara ese momento, el pregonero (precedido por las marchas de una más que mejorable Banda de Música Virgen de las Mercedes de Bollullos y la presentación de Romo) cantó a las vísperas de la Semana Santa durante más de una hora y media. Y para ello no se olvidó de una sola cofradía en un pregón ordenado por sensaciones como la calle, la vida interna, sus vivencias, los franciscanos o el trabajo oculto en las hermandades. Todo ello reposado bajo dos pilares: las grandes devociones de Cádiz (con Nazareno o Medinaceli como protagonistas) y una exaltación del cofrade que viste su túnica de nazareno o que invierte sus horas «en un callado trabajo».

«Vosotros que no estáis en la junta de gobierno, pero que trabajáis como el que más. De vosotros es la Semana Santa y para vosotros es mi homenaje», exaltó Morgado. El vocero tuvo también recuerdos emocionados para los que no están, como Pablo Chaves, o para los que merecen un sincero homenaje al final de una etapa como es el caso del obispo Antonio Ceballos (a la espera de su jubilación): «Con una gran preocupación por lo social, ha sido el pastor preocupado por el paro, ha sido el pastor preocupado por la falta de viviendas, ha sido el pastor preocupado por los inmigrantes (...). Gracias don Antonio, los cofrades gaditanos nunca le olvidaremos».

Con voz firme y tranquila, a veces queda y otras ilusionada, el pregonero tuvo tiempo también para el mensaje comprometido. Morgado exaltó la vida por encima del aborto e hizo una llamada al mundo cofrade: «Los problemas que surjan en la convivencia deben resolverse con discreción, no es bueno para los cofrades lanzar al viento lo menos bueno que podamos tener». Y así, entre lo cofrade y lo divino, pasando por los problemas de la ciudad, Morgado fue deshojando su pregón con momentos emocionantes como su referencia al Regidor Perpetuo: «Cristo de los que llevan la cruz de la droga y el paro. Regidor Perpetuo que sale de Santa María para llevar su consuelo a la ciudad».

El preludio de la Semana Mayor concluía como comenzaba, con referencias emocionadas a la cofradía de la Vera-Cruz. Si al comienzo el verso se lo llevó el Señor, al cierre Soledad acaparó la atención. Llegaba el final, pero escrito con punto y seguido. En menos de una semana, los recuerdos de Morgado se enriquecerán con una nueva Semana Santa. Y con ella, un Lunes Santo de paz y bien. Una jornada en la que Vera- Cruz volverá a ser «sueño sobre su paso dorado».