La vivienda de la fallecida y del supuesto homicida quedó precintada por la Policía. :: VICTOR LÓPEZ
Jerez

La Policía detiene a un toxicómano después de descubrir el cadáver de su tía en su casa

La muerte se produjo de madrugada en un piso de la Barriada de La Paz de Cádiz, pero la madre del sospechoso avisó a las diez de la mañana

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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A las diez de la mañana sonaba el teléfono en la Comisaría Provincial, al otro lado del hilo telefónico un funcionario escuchó la voz angustiada de una vecina de la Barriada de La Paz, que aseguraba que su hijo, un conocido de los agentes por su historial delictivo, había irrumpido como un loco en su casa, hecho una furia y amenazando a todo aquel que se le cruzaba. Según ese primer testimonio, ella había salido de la casa para evitar males mayores, pero su hermana se había quedado dentro. Cuando la Policía se personó en la vivienda, solo encontraron el cuerpo de ella sin vida y sobre un gran charco de sangre.

Poco después del hallazgo, los agentes localizaban en las inmediaciones del hotel Playa Victoria, en la glorieta Ingeniero de la Cierva, al presunto autor del homicidio, el hombre que había accedido, según su madre, a la vivienda enloquecido. Se trata de un toxicómano con numerosos antecedentes, aunque ninguno por violencia de género, identificado como Agustín P. S., de 31 años, que fue conducido en calidad de detenido a la Comisaría, donde sería sometido a un primer interrogatorio. Después quedaría recluido en los calabozos.

Al mismo tiempo, los agentes de la Policía Científica realizaban la primera inspección ocular en el interior de la casa, situada en el número 1 (duplicado) de la calle Barbate. El cuerpo sin vida de Sofía, de 45 años, apareció tirado en la cocina. Presentaba un fuerte golpe en la cabeza que podría ser la causa de la muerte. Si bien, este detalle no quedará del todo confirmado hasta que no se conozca el informe de la autopsia.

El cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal pasado el mediodía, cuando se autorizó su levantamiento. Los vecinos confirmaron a este medio que el angosto pasillo donde se ubica el bloque de pisos se llenó de agentes y vehículos policiales. Los funcionarios recogieron muestras y otros indicios para incluirlos en las diligencias. Por su parte, el juzgado de Instrucción nº 3 de la capital abría de inmediato una investigación que parece tener poco recorrido.

Sin embargo hay un dato que no termina de encajar y sobre el que también trabaja la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV). La madre del detenido avisó a la Policía a las diez de la mañana. Pero la agresión mortal se produjo de madrugada, según confirmaron a este medio fuentes policiales. Ese detalle lo corroboran algunos vecinos que escucharon ruidos sobre las tres o las cuatro de la madrugada en el interior de la casa donde se produjo el ataque mortal. Es el caso de la familia que vive en el piso que está justo al lado del que venía habitando el principal sospechoso o la que reside debajo del nº 52 de la tercera planta.

Ambos vecinos, consultados por este periódico, coincidieron en el mismo relato. Cuando se encontraban durmiendo oyeron unos ruidos «como de arrastrar muebles» y «golpes» procedentes de la vivienda ahora precintada por orden judicial. Nadie salió a comprobar lo que ocurría, no solo porque era muy tarde, sino también porque no era la primera vez que había discusiones en ese piso. Agustín P. S. no había provocado conflictos en el vecindario, según esas mismas fuentes, pero eran conocidos sus problemas con las drogas y sus antecedentes. La convivencia en el seno del hogar se había traducido en varias ocasiones en fuertes peleas de las que se percataron los vecinos.

La Policía trata de esclarecer por qué la madre, si había salido de la casa asustada por el comportamiento de su hijo, no avisó a la Policía hasta pasadas varias horas. Entre los residentes consultados por este periódico nadie la vio salir corriendo. La mayoría se enteró de lo ocurrido cuando por la mañana vieron llegar a la Policía y después sacaban el cuerpo de la fallecida.

Sofía compartía vivienda con su hermana y su sobrino. Las mismas fuentes señalaron que aunque no daban problemas en el vecindario, tampoco se relacionaban mucho con sus vecinos más próximos.