MILENIO

EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

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El debate político actual es una polvareda que impide la visión de la realidad y nubla la razón y el sentido de la moderación. Llamativamente, en ese incendio dialéctico del discurso político, tiene con frecuencia una mujer como protagonista de la tángana. Recordamos, por ejemplo, a la muy noble y notable dama María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP. Siempre navega la notable dama por mares revueltos y climas tropicales, incluso tiene su rival favorito, el sufrido José María Barreda, con quien viene pleiteando desde un pasado amplio la considerada 'número dos' del partido conservador en Castilla, tierra recia de mitos patrios y paisanaje largamente probado por las inclemencias políticas que se instalan en la patria española y cuesta posteriormente un mundo y la ofrenda de un montón de mártires para modificar la realidad de las tierras del Cid.

En los últimos tiempos, la equívoca melosa dirigente del PP patrio, la citada señora De Cospedal, anda poniéndole la proa de su armamento nuclear (dialécticamente hablando) a los cargos de la sufrida clase gerencial del PSOE andaluz. Y no establece distingos la ilustre dama política a la hora de arremeter contra un varón socialista con galones o una dama de la misma familia roja ducha en debates políticos y comparecencias públicas.

Le viene bien al últimamente oscurecido, Javier Arenas, de forma que el licenciado sureño en Derecho dedica su tiempo a cercar a las clases altas socialistas que salen cada día los periódicos y se guarda un resto de tiempo para ir puliendo su estrategia el resto de sus fuerzas para infiltrarse entre las filas socialistas y así propinarle un susto de categoría al que dispone en la Junta. A tal ilustre y a su corte celestial. Pero Zapatero se ha manifestado ante la realidad: echándole un pulso a la desmotivación generalizada de su partido y proclamando que nada se ha perdido aún.

¿Conocen ustedes, señoras y señores, a algún quinielista que en la noche del sábado no se duerma convencido de que ya va siendo hora de ganar un pleno en tales apuestas deportivas? Pues así es el sufrido Zapatero, en realidad. Cree en la suerte mucho más que un cura en Lourdes o un político en el voto por correos. Pero los tiempos ya no se apresuran sino vuelan, como la vida cuando pasa por el ecuador de cada pecador. Los andaluces tenemos nuestras ventajas. Disimulamos que nos creemos todas las milongas que nos lanzan los distintos centros de poder y luego nos la montamos como nos parezca.