MILENIO

DINOSAURIOS Y COETÁNEOS

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Desde los neardentales, o su rastro más próximo en el árbol de la evolución, el homo sapiens, hasta las tribus urbanas de la contemporaneidad, como los cool, punk, heavys, bakalas o pijos, saben, sabemos, que la política, ideada y configurada por los grandes pensadores del género humano, sirvió más para el progreso material y el conocimiento en general de nosotros, pecadores, que para la destrucción y el exterminio de la especie. O, al menos, llevamos camino de la destrucción de la vida inteligente. Si los dinosaurios desaparecieron hace setenta millones de años y nada conocemos de las posibles causas, ¿a qué argumentos tendríamos que agarrarnos para creer en la perpetuación de la especie? ¿Nos sucederá lo mismo? Porque los contemporáneos estamos en vías de extinción según algunos santones enemigos de todo tipo de carnes. El futuro, pues, será vegetariano. De momento, en los últimos años, la nómina vegetariana ha aumentado en cuatro millones de convencidos.

Pero no es lo peor desde la perspectiva de la conservación de la especie y nos negamos a aceptar la realidad. Años atrás, el recientemente fallecido José Saramag, almorzaba con un grupo de amigas y amigos en Sevilla y todos comentaban la complejidad y, a la vez, el cinismo que sustentaban la crisis económica, que aún se mantiene tan pimpante y originada, por la supremacía del poder financiero sobre el político. Saramago rompió su silencio y dijo: «La crisis no tiene nada que ver con lo económico. La crisis es moral».

A estas alturas, ¿quién se atrevería a rechazar el diagnóstico del ilustre portugués? Pero la aseveración de Saramago acepta más argumentos: Esa supremacía se mantiene por la baja calidad del debate político mundial en la actualidad, reflejada en cada país en su propia peculiaridad. Y en Andalucía se detecta con nitidez: la política cada día nos ofrece un frondoso ramillete de descalificaciones, insultos, demagogias e inhibiciones. Desde su parcelita, el PP arremete contra todos los argumentos y decisiones de la Junta con ridículos, cuando no infantiles apelaciones, y el Ente, por su parte, contraataca sin conmiseración y vestigio piadoso y sin concesiones contra este adversario del centro derecha que tantos años lleva penando pacientemente entre suspiros a la espera del hundimiento del Poder autonómico controlado desde su nacimiento por los intereses de los descendientes de Pablo Iglesias.